sábado, 20 de junio de 2009

EL P. JERÓNIMO SCHÖENFELD Y SU IMPRONTA EN DIAMANTE

El 20 de enero se cumple otro aniversario del fallecimiento de este sacerdote ocurrido en 1990, que en su paso por Diamante dejó indelebles marcas de su apasionada actividad a favor de la comunidad.

Nació en María Luisa, Dpto. Paraná, el 9 de setiembre de 1909, hijo de Juan Schöenfeld y Bárbara Gallinger. Egresó de Presbítero en 1934 en el Colegio Apostólico San Javier de Villa Calzada y se ordenó también en Villa Calzada el 7 de octubre de 1934.

Llegó a nuestra ciudad el 18 de febrero de 1940, donde además de cumplir con sus tareas pastorales, se hizo tiempo para llevar adelante tres grandes acciones: la construcción de la segunda parte de la Iglesia (luego suspendida entre el 41 al 45), desde la cúpula hasta su final con las torres incluidas; trabajar por la comunidad desde la política, por lo fue elegido Concejal y luego Vicepresidente 1º del Honorable Concejo Deliberante; y la tercera, en noviembre de 1943 la fundación de una escuela nocturna para jóvenes que no tenían la posibilidad de estudiar durante el día, y que en su proyección es la actual Escuela Pedro Goyena.

Referido a lo primero, impulsó con gran energía un tema que estaba estancado: la continuación de las obras del templo parroquial. Él mismo lo escribió en “El Eco Diamantino”, en su edición del 3 de noviembre de 1943: “Es un anhelo de todos de ver cuanto antes terminado el templo parroquial y las obras vinculadas con el ministerio parroquial, pero hasta el presente no se ha podido efectivizar debido a la indolencia de algunos, la falta de espíritu de los más. Dios para la realización de las obras exige el sacrificio de los suyos, porque quiere que los templos y obras de caridad social cristiana y demás obras parroquiales sean el exponente de la viva fe que impulsa al individuo a desprenderse de algo propio, para entregarlo, mejor dicho devolverlo a Dios.
Quisiera insinuar dos formas de recolectar los fondos necesarios: Primero, formar una sociedad pro culto, que rigiéndose por estatuto correría con la misión de la conscripción de socios que contribuyan mensualmente, y la otra es solicitar la contribución de todos los colonos de la parroquia con trigo y lino”

Los trabajos se iniciaron bajo su supervisión el 11 de marzo de 1946, y su idea era finalizarlos, faltando escasamente cuatro años, para celebrar el centenario de la fecha tan memorable en que Diamante había contado con su propio templo y Cura en 1850.

Rápidamente lo acompañaron comisiones y entidades ligadas a la Iglesia. La Liga Patriótica Argentina donó el piso del baptisterio que se encontraba en el nuevo cuerpo del templo parroquial, con los mármoles que pertenecieron a la Casa de la Confederación de Paraná, histórica por haber actuado en ella como Presidente el general Urquiza, como así se hicieron cargo de completar el ornamento y decorado de ese recinto y hacer la donación de una pila bautismal de mármol blanco.

En 1947, se comenzó a colocar el techo, con lo que terminó el contrato con el constructor Fogeler, aunque siguió dirigiendo los trabajos. Pero faltaban $ 3.000 para completar la suma necesaria para el cumplimiento del mismo.

Lamentablemente en octubre falleció Fogeler, continuando a cargo don Luis Taggiasco, que abandonó la obra cuando una torre estuvo terminada. Para continuar, se puso al frente de la tarea como capataz al Sr. Planiscig, dirigiendo el padre Jerónimo.

Cada vez se hacía mas difícil cumplir con las cuentas, por lo que el Cura seguía fogoneando a los fieles desde el periódico parroquial, expresando en junio de 1948: “Ante el angustioso llamado de la comisión Pro Templo ha podido notarse una consoladora reacción en casi todos los católicos diamantino, que desean ver terminado el templo, y que a la vez reconocen la grave responsabilidad que cargará sobre la generación actual, si por desidia se debe suspender el trabajo”

Su momento de alegría lo vivió seguramente el 24 de junio de 1950, cuando por la mañana resonaron en el templo los primeros golpes para retirar la pared provisoria que durante largos años había custodiado el sagrario. El domingo 30, cuando los fieles cumplieron con su obligación dominical se encontraron con el divisorio derrumbado y una corriente de aire invernal que calaba los huesos, según los testimonios del momento.

Finalmente, el acto oficial de inauguración se realizó para las fiestas patronales del 16 de setiembre, contando con la asistencia de Mons. Zenobio L. Guilland, confeccionándose una estampa alusiva.

Posteriormente continuó con los trabajos que permitieron darle su forma definitiva, como ser los pisos en el frente, escalera, etc.

La segunda faceta de su actividad en Diamante, la realizó como político, seguramente se dejó tentar de ser Concejal en la idea de utilizarlo como herramienta para llegar a todos los rincones del pueblo, pero a sabiendas el partido peronista que contaban con una personalidad arrolladora entre sus filas, que no quedaba en los discursos huecos, sino que era un gran hombre de concretar hechos y con gran idoneidad.

Que el Cura Párroco fuera integrante del H.C.D. no fue novedad en nuestro medio, ya en 1898 había ocupado una banca el presbítero Julián González, pero en este caso, Schöenfeld al participar en la sesión preparatoria del 4 de junio de 1952, fue elegido por sus pares como Vicepresidente 1º del cuerpo y reelegido luego para el período 1953/54.

Los entretelones políticos y religiosos de la época, seguramente tuvieron mucho que ver para que la superioridad religiosa decidiera trasladarlo momentáneamente a Valle María, obligándolo a dar un paso al costado de sus actividades comunales, por lo que el 5 de agosto de 1953 renunció a su banca.

Y su tercera faceta la cumplió en el área de la Educación, ejerciendo como docente en la Escuela de Artes y Oficios de Diamante como Maestro de Religión entre el 1º de mayo de 1944 hasta el 31 de diciembre de 1949 en que renunció. Allí se dio cuenta de los numerosos jóvenes que no asistían a la escuela, por la edad que tenían o porque ya trabajaban y no eran contenidos en sus necesidades de formación.

Desde la Parroquia realizó todas las gestiones necesarias, logrando que comenzara a funcionar una escuela como la Nocturna Particular Nº 150, siendo su primer Director el entonces joven Daniel Mernes.

Poco a poco se fue afirmando el prestigio de la institución, muchos fueron los alumnos que pasaron por sus aulas y con el correr de los años se hicieron cargo sucesivamente de la Dirección el señor Bustamante Verón y luego el mismo P. Jerónimo, a cuyo cargo se encontraba en 1951, secundado por las experimentadas maestras María G. de Buschiazzo, Elvira G. de González y Srta. Margarita Grüning Gadea.

No es fácil dilucidar los entretelones para que se decidiera fiscalizarla, pero seguramente fue el P. Schöenfeld que deseando asegurar la continuidad de la escuela y la necesidad de contar con los elementos y partidas suficientes para ello, que conjuntamente con las autoridades educativas, llegaron a tomar esta decisión por Decreto Nº 2346 M.E. de fecha 24 de setiembre de 1952, cumplimentándose el 10 de noviembre, suscribiéndose el acta respectiva por parte del subinspector escolar Reynaldo R. Mernes, a los efectos de operar la transferencia decretada y dar posesión al nuevo personal designado.

De esa manera, a partir de ese momento y con la dirección de la Sra. María García de Buschiazzo comenzó a funcionar como de la Escuela Fiscal Nocturna Nº 41, la que luego recibió el nombre de “Pedro Goyena”.

De esa manera, el P. Schöenfeld vio cumplido su sueño y garantizada la continuidad en el tiempo del establecimiento, pues el 5 de marzo de 1953 se conoció su traslado a Valle María, después de estar 13 años en Diamante. A fines de julio fue nombrado Cura Párroco del lugar, donde seis años más tarde celebró sus Bodas de Oro Sacerdotales.

Posteriormente fue trasladado a San Salvador de Jujuy, donde continuó con su incansable tarea. Allí falleció en 1990. En su honor, en esa ciudad, la Escuela Nº 430 lleva su nombre.

Un trabajo de Ricardo César Brumatti

Cronista Histórico de Diamante

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