jueves, 11 de junio de 2009

El coronel Bernardino Ramírez


Publicado en:
Periódico El Supremo Nº 680 - 30-05-2000.

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Orientado con la pretensión de dar un poco más de luz a un período de nuestro pasado diamantino, en el cual todavía hay mucho para estudiar y conocer, desarrollaré en esta ocasión algunos detalles de la vida de un personaje, que en mayo de cada año recordamos su natalicio y que se trató de uno de los hombres que protagonizó a través de su actuación pública, sucesos importantes para la Provincia primero y luego para nuestro pueblo: el coronel Bernardino Ramírez.

Su figura le da nombre a una calle de Diamante (la que pasa por detrás del Colegio Santa María) como justo homenaje, pero que en más de una ocasión algún distraído copoblano ha confundido con que la denominación ha sido motivada en homenaje a quien fuera "El Supremo Entrerriano".

Paranaense de origen, nació el 19 de mayo de 1822. Sus padres fueron don José Ramírez y doña Joaquina Monzón. Allí cursó también sus estudios primarios. Posteriormente contrajo matrimonio con Carmen Fernández (hija de Jacinto Fernández y Tomasa Sorsa). Bendijo el matrimonio el Pbro. Generoso Santilli.

Su carrera militar en el ejército entrerriano comenzó desde joven, al ingresar en noviembre de 1844 en el Batallón "Fidelidad". Intervino en el sitio a Montevideo, desde donde regresó ostentando ya el grado de Alférez. Participó en los preparativos del Ejército en el campamento instalado en Diamante, para efectuar el cruce del río Paraná rumbo a Caseros, batalla en la que estuvo presente el 3 de febrero de 1852 como Comandante del 3º Escuadrón de Lanceros del Diamante, de la 1ª Compañía de la División Paso.

A causa de la brillante actuación que le cupo en ella, fue ascendido a Capitán Graduado, siendo destinado a la guarnición de María Grande.

Sus cualidades personales como profesionales, hicieron que el general Urquiza lo tuviera en cuenta para distintas misiones, hasta que el 4 de febrero de 1854 lo designó como Comandante Militar del departamento Diamante, con el fin de regularizar la situación creada por los problemas tenidos por Luis Hernández, titular de la Comandancia, que fuera luego reemplazado interinamente por el sargento mayor Marcos Cuesta.

Hombre de principios y organizador, la influencia de Ramírez en Diamante fue más que auspiciosa, comenzándose a evidenciar paulatina pero firmemente un cambio de la imagen pública de lo que era un Comandante Militar. Cumplió acabadamente con su misión desde el punto de vista policial, pero hizo hincapié en desarrollar todo lo inherente de dotar al pueblo de las necesidades que tenía, de ahí que no sólo fuera apoyado por los vecinos más notables, sino que adquirió un gran prestigio en el resto de la ciudadanía.

Al ser el 21 de setiembre de 1860 suprimidas por ley todas las Comandancias, conformándose las Jefaturas Políticas, a cargo de un Jefe Político, correspondiendo sus funciones y atribuciones las de representar como agente inmediato del Poder Ejecutivo Provincial, Ramírez fue confirmado en esta nueva figura jurídica del puesto, continuando de esa manera dirigiendo los destinos del Departamento a través del nombramiento del 1º de enero de 1861.

Al producirse los acontecimientos entre la Confederación Argentina y Buenos Aires que desembocaron en la batalla de Pavón, Diamante fue nuevamente testigo del cruce de gran parte del ejército entrerriano, Bernardino Ramírez cumplió un papel preponderante en esta acción. Posteriormente del encuentro de ambos ejércitos ocurrido el 17 de setiembre, donde Urquiza se retiró del campo de batalla, dirigiéndose con sus tropas inicialmente hacia Rosario, con la esperanza que la escuadra naval nacional se hubiera impuesto sobre la bonaerense. Al llegar al lugar, se encontró que había sido despachada hacia el Norte, por lo que siguió hacia Barrancas, desde donde sí pudo cruzar a Diamante.

En ese momento Urquiza se refugió en la casa de Ramírez, quien le facilitó los medios para llegar a San José con todas las seguridades.

Para cumplir con su cometido como Jefe Político, Ramírez se rodeó de gente como Rudecindo Ruiz Moreno y luego de Antonio Hernández, éste último actuando como Oficial 1º Secretario, en mérito de sus servicios y condiciones, que más allá de sus personalidades y que posteriormente se vieran enfrentados estos dos, fueron inteligencias claras en cuanto a trabajar por el progreso de la Villa.

Durante su gestión propuso y logró que se nombrara por primera vez un médico de policía, designación hecha en la persona del doctor Pedro Serrano, una de las pocas veces que este facultativo aceptó un cargo del Estado. También llevó adelante una serie de obras, sobresaliendo la construcción del nuevo cementerio en el barrio "San Martín", solucionando una necesidad apremiante para la población.

Cansado seguramente de tantos años de campañas y avatares propios de la función pública, el 11 de mayo de 1864 elevó su renuncia al gobernador José María Domínguez, expresándole: "Razones imperiosas me hacen que con el acatamiento debido a V. E. haga la dimisión del cargo de Jefe Político del Departamento del Diamante, excusando al especificarlas, por lo que cuento con que las altas consideraciones de V. E. sabrán disculparme, por el recargo con que hace largos años estoy en servicio del Gobierno y de mi Patria, con menoscabo de mis intereses particulares y cuando sin exigencia hay muchos de mis compatriotas que precisan de una posesión. A V. E. lo pido como una gracia, que mire mi solicitud con la justicia que merece".
La misma fue aceptada, interviniendo el ministro general Sagastume, quien decidió: "Atentas las razones en que funda su renuncia el Jefe Político del Diamante, aceptarla para darle las gracias por los servicios prestados. Nómbrase para reemplazarlo al Coronel don Valentín Gutiérrez, expídasele el correspondiente decreto y archívase".

Pero este intento de separación de cuestiones públicas, no evitó que fuese miembro Constituyente en 1864 y Diputado por Diamante en la Legislatura Provincial durante 1868.

La decisión de Urquiza de llevar adelante un nuevo período como gobernador, rodeándose de mucha de la gente que por años lo acompañó en puestos claves en los períodos anteriores, hizo que nuevamente en un momento dado, lo convocara a Ramírez para ocupar la Jefatura Política en Diamante, donde asumió el 20 de noviembre de 1869, siendo destinado Gutiérrez al cargo de jefe de las milicias del Departamento.

Poco tiempo duraría esta gestión, pues en abril del año siguiente, al producirse la conspiración que terminó con la vida del gobernador entrerriano en San José, fue avisado a tiempo que iba a ser también víctima de ella, por lo que abandonó Diamante con destino a Buenos Aires, lo que hizo que la Jefatura quedara en manos por unos días del Juez de Paz, don Dionisio Rodríguez.

Una de las cuestiones que ha llamado la atención, es el trato dado por el coronel Valentín Gutiérrez al informar esta circunstancia, dando la novedad al flamante gobernador Ricardo López Jordán: "pongo en conocimiento que en el día de la fecha me he hecho cargo de la Jefatura Política de este Departamento, por haberse fugado el comandante Bernardino Ramírez que se hallaba al frente de ella", como no perdonándole dicha acción, teniendo en cuenta que ambos compartieron muchas campañas y batallas, pero que indudablemente debe haber tenido sus celos, pues las distintas personalidades de los dos creaba distintos tipos de adhesiones. Don Bernardino fue afable, inteligente y muy correcto en sus procederes personales y arrastraba gente por convencimiento; en cambio Gutiérrez representaba el soldado hecho para la guerra, defensor de sus ideales, rudo y líder por su valentía, pero también con gran sentido patriótico.

Regresó a Entre Ríos a fines de 1873, como unos de los jefes de la Caballería en el ejército que venció a López Jordán en Don Gonzalo, luego de lo cuál se retiró a un establecimiento rural que tenía en Quebracho, en la punta del Montiel, con la idea de no participar más en cuestiones públicas.

La llegada del general Racedo a la gobernación de la Provincia, hizo que nuevamente fuera convocado por su gran prestigio para ocupar la titularidad de la Jefatura Política del Departamento, asumiendo el 19 de febrero de 1883, seguramente con la misión de "remendar" las relaciones entre la Corporación Municipal y la Jefatura Política, que su antecesor Sebastián Etchevehere, había llevado a un punto que fue necesaria la intervención del Juez del Crimen de Paraná para laudar en el conflicto.

En este período participó activamente apoyando la organización de la Sociedad de Beneficencia, en coordinación con la Corporación, sumó sus medios para que se concretara el primer edificio municipal, gestionó la exportación al Paraguay del primer trigo de las colonias de nuestro Departamento, como otros tantos temas en un momento que Diamante daba un salto de franco progreso.

Al llegar 1886, se le confirió el grado de Coronel de las milicias entrerrianas, para luego a fin de año entregar la Jefatura, siendo reemplazado por don Angel Ramírez.

Siguió vinculado a nuestro medio, donde falleció el 16 de noviembre de 1889, de insuficiencia valvular del corazón según rezó el diagnóstico médico.

Su figura no fue olvidada, siendo en más de una ocasión tomada como ejemplo de lo que debía ser un funcionario público, motivo que llevó a que la Liga Patriótica lo tuviera en cuenta en cuanta ceremonia o acto realizara, logrando se cediera a perpetuidad un nicho en el Cementerio local para que descansaran sus restos en 1920. Al año siguiente, se realizó un homenaje póstumo el 25 de mayo, ocasión en que procedió a la inauguración de una artística placa de bronce dedicada al ilustre militar, que actualmente adorna su nicho, siendo bendecida por el Pbro. Julián Martínez, Cura de la Catedral.

El 30 de enero de 1956, se trató en el Honorable Concejo Deliberante un pedido del Departamento Ejecutivo de designar con el nombre de "Coronel Bernardino Ramírez" a la en ese momento calle "Salta", como así "Intendente Dasso" a la denominada "Tucumán", como parte de los festejos del 3 de febrero que se avecinaban, a efectos de honrar a vecinos del municipio considerados benefactores del pueblo, lo que fue aprobado. Por Decreto Nº 6460 posteriormente se oficializó la medida.

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