sábado, 20 de junio de 2009

DIAMANTE Y SUS PATRONOS

Anualmente la ciudad de Diamante se engalana en setiembre por dos celebraciones, el 16 con su fiesta patronal en memoria de San Cipriano, que desde 1850 ha acompañado a sus fieles y el 24 por el Día de la Virgen de la Merced, bajo cuya advocación fue construido el nuevo templo a partir de 1899.

Pero como una constante de la curiosa historia diamantina, un día nos enteramos que teníamos también otro Patrono: San Francisco Javier, y que por una omisión histórica no había sido tenido en cuenta durante años.

Para entender este proceso debemos retrotraernos al momento de la fundación de Diamante en 1836, cuando se redactó la Ley que declaraba al nuevo pueblo bajo la protección de este último Santo.

Esta fundación, en realidad se trató de un acto jurídico sobre una localidad que ya existía de hecho desde tiempo atrás, no acompañándose con otras medidas que la organizara.

La vida religiosa de sus habitantes, reforzada por la fe de esos Guaraníes llegados en 1832 y que formaron en gran parte su base poblacional, tuvo su centro de reunión en una capilla de paredes de adobe y techo pajizo, donde –según afirma la tradición y estudios posteriormente realizados- se veneraba a la estatuilla del Santo que aún se conserva como reliquia. Allí se recibía visitas pastorales desde Paraná, que permitía entre otras cosas, administrar bautismos y casamientos.

Así es que en los archivos del Arzobispado de Paraná hay testimonios de la época, donde al margen de las anotaciones de los sacramentos brindados, se colocaba el membrete “Capilla Interina de los Indios Diamante”. Al no existir ningún archivo en el lugar, no quedó libro ni oficio que documentara acciones de gobierno del Comisionado ni testimonios de estas actividades religiosas.

Los avatares políticos del momento en la provincia, hizo que Diamante viviera una situación extrema, donde sus habitantes se vieron reducidos en gran medida, murieron en combate mucho de ellos, incluso sus dos últimos comisionados: el Teniente Marcos Cuello y el Capitán Antonio Muñoz.

Para ilustrar el desconocimiento que había sobre detalles de esa etapa, en 1841 se envió desde el gobierno provincial una consulta sobre si tenían datos en el lugar sobre la existencia de una Ley de fundación, pues no se encontraban archivados antecedentes, y si así era, cual era la fecha de su sanción. La respuesta enviada desde aquí fue que se creía que sí y que mencionaban algunos viejos habitantes, podía ser datada en octubre o noviembre de 1836.

Lo cierto es que Urquiza como gobernador organizó sus primeras instituciones a partir del 4 de Julio de 1848, mandándose a construir un templo al poco tiempo, decidiéndose designar a San Cipriano como su Patrono.

El análisis de esta situación, permite deducir que quienes ocuparon todos los cargos públicos eran personas recién llegada y no tuvieron constancia de lo acontecido anteriormente, obrando de buena fe al ignorar la existencia de un patrono fundacional. Tal es así que al fallecer algunos de ellos, como don Antonio Ríos, el primer Juez de Paz o posteriormente en un homenaje al coronel Luis Hernández, primer comandante Militar, se le atribuyeron actuaciones como fundadores del pueblo.

Creo que las primeras pistas de la omisión cometida fueron encontradas y divulgadas por el Dr. Martín Ruiz Moreno, un hombre que creció en Diamante en la época de la fundación, desde donde emigró para realizar sus estudios, recibiéndose de Abogado. Tuvo una gran trayectoria pública, ocupando importantes cargos, entre ellos organizador y director del Archivo de la Provincia, donde indudablemente no dejó de prestar atención a los papeles que correspondían a su pueblo adoptivo. Al escribir en 1896 su obra “La Provincia de Entre Ríos y sus leyes sobre tierras”, sacó a la luz el tema.

A partir de allí y en distintas etapas, los fieles diamantinos gestionaron que se recuperara la figura del santo al sitial que le correspondía, lo que finalmente se logró el 1º de diciembre de 1996 cuando se realizó la proclamación eclesial de San Francisco Javier como 2º Patrono de Diamante.

El nuevo templo y la Virgen de la Merced

Colocada su piedra fundamental en 1899, se decidió ponerlo bajo la advocación de la Virgen de la Merced, lo que dio lugar que un grupo de fieles reclamara ante el Obispo por la creencia que podía ser dejado de lado San Cipriano, lo que debió ser salvado por el P. Grütter, que le escribió a su superior "no es nuestro ánimo cambiar el patrono de la parroquia, que lo será siempre el glorioso San Cipriano Mártir".

Un trabajo de Ricardo César Brumatti
Cronista Histórico de Diamante

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