sábado, 1 de marzo de 2008

DIAMANTE ENTRE 1848 A 1851



Como en trabajos anteriores he desarrollado como empezaron a formarse las primeras instituciones de Diamante en el período de los años 1848 a 1851, como son los casos del puerto, el templo y la Escuela de Primeras Letras, creo que es conveniente recrear el escenario donde se produjo todo esto.

Ya el Censo del año 1844 dio como resultado que en el distrito Diamante el número era de 372 habitantes[1], pero a partir del año 1848 en que el gobierno del general Urquiza promovió una serie de acciones que es la que benefició a nuestro pueblo, y que lo veo como su "segunda fundación", ya que a partir de acá fue que surgió en su organización, principalmente por los nombramientos de distintas autoridades. Ese año se efectuó un Censo de Esclavos en la Provincia, encontrando en el distrito Diamante uno: Luis Bergara[2] siendo su ama doña María Bergara de Hernández, esposa del comandante Luis Hernández; mientras que al otro año, el Censo de Población de la Provincia, dio para el Pueblo 608 habitantes y 83 propiedades[3].

En abril, Hernández le escribió a don Benigno Cabral "El pueblo sigue adelantándose en poblaciones: hay siete casas de negocios regulares, cinco fábricas de ladrillos, dos de adobe crudo, tres carpinterías de obra blancas, dos de carretas, una herrería, una platería, tres albañiles, un molino y una atahona*". Esta atahona con sus útiles correspondientes fue traída con procedencia de Santa Fe por don Juan Pujato, más cuatro puertas con sus marcos, todo en bastante uso, siendo la primera para plantificarla en este punto; y la segunda, para la casa que el Sr. Pujato va a edificar en este Pueblo"[4] según asentó el receptor Agulla.

El periódico "El Porvenir de Entre Ríos", en su edición del 11 de marzo de 1850 publicó: "Tenemos ya, dice nuestro corresponsal, artesanos de todas clases, zapateros, herreros, sastres, carpinteros, una sombrería, una platería y todos trabajan sin cesar. Además de eso, hay en el alrededor de nuestro pueblo, hornos de ladrillos y cal. Tenemos también cortadores de madera para construcción, tanto en tierra firme como en las islas, tenemos a más, una porción de tiendas y casas de negocios girando cada una un regular capital y lo mejor teniendo un regular despacho".[5]

A fines de agosto, el Comandante Militar informó que en el pueblo existían diez casas de venta pública, una atahona, un molino, una calera, una cancha de bolas y un billar.

En 1851 ya se encontraba en funcionamiento "un establecimiento de vapor" propiedad de don Antonio Puig.

Todo ello confeccionó un cuadro atrayente, principalmente al comenzarse las obras públicas, que dio la necesidad de mano de obra, como la promoción de actividades agrícolas por parte del comandante Hernández a instancias de Urquiza, dando tierra y semillas a los que deseaban.

Otras de las medidas del Gobierno de la Provincia, fueron organizar administrativamente el área de las finanzas de la Provincia, para lo cual el Ministerio de Hacienda como así las Receptorias de Rentas de cada pueblo debían presentar los estados contables mensuales, con todos los ingresos y gastos realizados, siendo todas las comunicaciones por notas, las que eran cuidadosamente archivadas. Esto nos permite hoy conocer detalladamente su funcionamiento, específicamente la que funcionó en Diamante, la cual estuvo a cargo inicialmente del mencionado Agulla.

El 7 de abril, el Receptor le solicitó al contador general de la provincia Vicente del Castillo, que se le determine "Si debo abrir en el Libro Mayor un ramo más de Cargo, el de Correos, a la vez que lo hace con el de "Derecho de Propios de Ciudad", o sólo llevo un cuaderno por separado en que se registra el producto del porte de cartas recibidas en esta Administración[6]", lo que demuestra que lo relativo al envío de correspondencia a través del sistema de postas, era administrado desde la Receptoria. Además debemos interpretar esto como la primera oficina que cumplió actividades postales en nuestra ciudad.

La Receptoria era además la responsable de abonar los sueldos a los funcionarios. Por ejemplo vemos el 31 de enero de 1851, confeccionó y elevó la "Planilla de sueldos, asignaciones y alquileres de casas que deben pagarse por esta administración en este mes: por el Departamento de Gobierno: Al beneficiado Pbro. Esteban Solari $ 25, al Preceptor Escuela de la Villa don Juan Méndez $ 25; por el Departamento de Hacienda: al Administrador de Rentas don Manuel Agulla $ 70, al Cabo de Rentas Capitán Martín Ruiz Moreno $ 50; y en el Departamento de Guerra: al Cte. del Dpto. don Luis Hernández $ 65, al Escribiente don José Antonio Hernández $ 25 y a don Benito Pujato por el alquiler de la casa de la Comandancia.

El 8 de setiembre, Hernández informó: "El infrascrito facultado por S.E. para alquilar una casa que sirva para la oficina de la Comandancia Militar, y con la suficiente comodidad para la Guardia de Prevención, ha visto la de don Benito Pujato que se compone de cuatro piezas y la alquila en $ 17, hasta puede, no tan solamente servir para la Comandancia, sino para la Aduana, una sala, un cuarto, el zaguán y el comedor, la alquila también Pujato, dividida de las otras piezas en $ 12 las que tienen el local bastante para la enunciada oficina de la Comandancia"; por lo que se abonó a partir del 1º de octubre la cantidad de $ 12.- por dicho alquiler. Esta situación duró un mes, pues a partir del 1º de noviembre, Agulla comenzó a pagar mensualmente a don Lorenzo Echeverría el alquiler de la casa que ocupó la Comandancia Militar de este punto, quedando desocupada la propiedad de Pujato.

Con respecto al funcionamiento de la Justicia, con fecha 13 de abril de 1849, por ley se dividió la Provincia en diez Departamentos para mejor orden y facilidad en la administración de la justicia, uno de los establecidos fue el departamento Diamante. A partir de este momento dejó de pertenecer como fue desde 1822, al Departamento 3º del 1º Principal.

También ese día, la Honorable Cámara de Representantes de la Provincia sancionó el Reglamento de Administración de Justicia, donde dio la Magistratura Judicial. En la Sección 2º fijó la división territorial de la Provincia, mencionando en su punto 3º para el departamento del Diamante, el territorio comprendido desde el Paracao, Paraná abajo hasta la barra del Dol, comprendiendo el pueblo y suburbios, y los distritos Salto, Palmar, Costa Grande e Isletas.

En la Sección 3º fijó los Jueces Subalternos que debía haber en cada departamento, indicando en el punto 2º para Diamante: un Juez de Paz, un Alcalde de Barrio en el Pueblo y cuatro Alcaldes de Distrito en la Campaña; a raíz de ello, el 27 de julio por decreto se nombraron Jueces de Paz en los pueblos de la misma, siendo designado para departamento del Diamante a don Antonio Ríos; también se nombraron los Alcaldes: de Barrio Dn. Ignacio Castro; del distrito Salto: Teniente Dn. Vicente Almada; distrito Palmar: Teniente D. Felipe Ramírez; distrito Costa Grande: D. Pedro Torres y distrito Isletas: Alférez Dn. Mariano Chaparro

El juez de paz Antonio Ríos falleció en ejercicio de sus funciones, por lo que el 14 de febrero de 1851 fue reemplazado por don Diego García.

Referido al funcionamiento de la administración pública en ese momento, cito una curiosa circular que con fecha 18 de mayo recibió el administrador de rentas del Diamante Manuel Agulla: "el Gobierno ha apercibido la costumbre introducida en algunas oficinas de admitir en ellas personas que no llevan otro objeto que pasar tiempo tertuliando, así como la servirse mate sus funcionarios, sufriendo en ella un retardo y perjudicando el servicio público". También, el 17 de noviembre, Agulla le informa al Ministro, "Que ha recibido 100 ejemplares de almanaques para el entrante año de nuestro Señor para vender al precio de un real cada ejemplar".

Las comunicaciones se realizaban a través de chasques, con un sistemas de postas. La estructura de éstas fue organizada desde el gobierno, y permitieron en forma rápida y eficaz el envío de correspondencia, principalmente la oficial. En una nota del comandante Hernández al ministro Galán con fecha 4 de setiembre, le informaba sobre los Maestros y Postillones, número de caballos con que estaban dotadas, paraje en que están situadas y distancias de unas a otras paradas. Dice que "La 1ª, 2ª y 3ª Posta de las que desempeñan la carrera de este Pueblo a la Capital, han sido provisionalmente puestas por este Comandante, en atención a las continuas ocurrencias que diariamente hay, y a la escasez de caballos que en general hay en la costa, dirección de esta carrera" e incluye en la "Carrera del Diamante a la Capital" la Posta 1ª, a cargo del Maestro de Posta Juan Pujato, ubicada en el suburbio del Pueblo, una legua al Norte; la Posta 2ª, con el Maestro de Posta Manuel Gregorio Solis, en el paraje Rincón de la Ensenada, en dirección al Sur una 1 legua y al Norte tres; la Posta 3ª, con Roque Jumilla, en Palmar en dirección Norte cuatro leguas y tres al Sur; y la Posta 4ª de Manuel Almada en el paraje Paracao.

Otras de las obras que se llevó a cabo en ese momento fue la organización del Cementerio, que dependió directamente de la Iglesia, pero coordinado por el Gobierno a través de Luis Hernández, quien el 23 de julio de 1850, le expresó al ministro Galán que el señor Antonio Ríos quedaba nombrado encargado del cementerio y el sacerdote Esteban Solari capellán del mismo.

En febrero del año siguiente, el comandante nuevamente se dirigió a Galán: "Habiendo reparado el infrascrito estar en precisa necesidad la construcción del cementerio que está destinado para esta Parroquia, lo hace presente a V. S. para el superior conocimiento del Exmo. Gobierno, solicitando otorgue su aprobación para formarlo del modo que mejor convenga a la determinación superior".

Fue terminado de construir durante 1852, pagándose a Mariano Almada y M. Cuesta la cantidad de $ 439.- "que importa el presupuesto para la construcción del Cementerio"; mientras que en marzo de 1853 Agulla consultó al contador general Vicente del Castillo que "teniendo que datar en este mes una cantidad que entregué para la obra del Cementerio que se construyó en ésta, espero se sirva decirme en que ramo debo hacerlo: si en Obras Públicas o en Gastos de Culto”.

La ubicación que tuvo éste no lo he podido determinar fehacientemente, pues no he encontrado hasta el momento ningún croquis o plano que fije el lugar, pero de acuerdo a otros antecedentes opino que más o menos estaba en lo que es hoy la esquina de calles Eva Perón y 9 de Julio, hasta el año 1866 en que ya completamente en ruinas se comenzó la construcción del que luego se estableció en Barrio San Martín.

Y otra área que no quiero dejar de comentar es la de la Medicina, cuyo primer antecedente que encuentro en Diamante es el 5 de setiembre de 1851, donde el Receptor le escribió a León Mugica: "Mi estimado amigo: Desde este mes empiezo a proveer el Hospital Militar que se ha establecido y tengo también un empleado que debo pagar por esta Caja. Sírvase Ud. decirme si tanto los gastos como el sueldo del empleado debo datarlos en un ramo que abriré denominado “Hospital Militar”. A partir de ese mes comenzó a pagar el sueldo de $ 34 al Médico del Hospital Militar instalado en la Villa Dr. Diego Pardué, repiténdose en los meses de Octubre y Noviembre. En enero del otro año se hizo cargo el médico del ejército Casimiro Sebastié, nuevo encargado de la asistencia, pero estos dos marcharon con el Ejército en operaciones, y a partir del 8 de mayo, el profesor de medicina Pedro Serrano, por su actuación profesional en el Hospital Militar instalado en ésta, comenzó a cobrar en forma mensual por la caja de esta Administración de Rentas, según los detalles del Libro Mayor, y lo encuentro hasta noviembre de 1853, ya que este hospital siguió atendiendo a los que volvieron de Caseros, y obviamente a la población que lo necesitó. Del Dr. Serrano se conoce su posterior actuación cuando fue nombrado como el primer médico de policía de Diamante en 1861.

*ATAHONA: Molino que molía granos con ayuda de caballos.

LA “SEGUNDA FUNDACION” DE DIAMANTE




Cuando la Sala de Representantes de la Provincia, convirtió en Ley el proyecto enviado por Pascual Echagüe en febrero de 1836 para fundar un pueblo con el nombre de “El Diamante” en Punta Gorda, indudablemente sólo le dio la formalidad jurídica a un asentamiento que ya existía de hecho de tiempo atrás, además de existir elementos que permiten pensar que el mismo gobernador tuvo la idea cuatro años antes, al radicar a los naturales misioneros provenientes de la zona de Cuareim y refugiados en Mandisoví, y sumarlos a esos habitantes que ya estaban establecidos en la zona.

No se encuentra en la rica documentación que existe en los archivos, ninguna referencia a que esta nueva situación le haya cambiado la existencia a este nuevo pueblo, sólo la llegada hacia fin de año del agrimensor André para realizar una demarcación de acuerdo a lo establecido a la ley de fundación y dejar establecido los sitios habitados por sus habitantes.

No tuvieron calles, sólo senderos, no hubo iluminación pública. La mayoría de los hombres estuvieron enrolados en las milicias que permanentemente estuvieron participando en campañas propias del convulsionado momento que vivía la provincia. Durante 1839, los diamantinos fueron integrados a las fuerzas que debieron intervenir en Corrientes en los sucesos que sobrevinieron a raíz de la alianza del gobernador correntino Genaro Berón de Astrada y el oriental Rivera. Luego de Pago Largo, Echagüe reordenó sus fuerzas y cruzó el río Uruguay en busca de Rivera, donde se produciría el revés de Cagancha. Allí también estuvieron nuestros hombres.

Entre 1840 al 45, murieron varios de ellos, como Marcos Cuello y Antonio Muñoz, últimos comisionados del lugar y a la vez los de mayor jerarquía.

La falta de varones en nuestro incipiente pueblo, provocaron que el estado de indigencia de las familias que quedaron fuera bastante grave y de extrema pobreza, como el caso de las correspondientes a los misioneros que debieron acompañar al coronel Gaspar Tacuabé, debiendo el Gobierno provincial tomar medidas para palear la situación, por lo que ordenó al Comandante de la Victoria que les proveyera del género necesario para camisas y calzoncillos para los hombres y para camisas y enaguas para las mujeres.

En este interín asume la gobernación el general Justo José de Urquiza en reemplazo de Echagüe, debiendo afrontar la convulsionada situación de la Provincia, llevándole un buen tiempo ir gradualmente tomando el control de ella y realizar efectivas medidas para organizarla.

Diezmada la población y sin grandes expectativas, se dio la oportuna visita de don Ruperto Pérez en 1846, que con un plan de delineación de los pueblos trabajó en el lugar. No sólo cumplió su trabajo profesional, sino que en el informe que le elevó al general Urquiza le hizo saber de lo pintoresco de la localidad y de lo aventajado de su situación, haciéndole notar el buen puerto y que era el primero puerto más cercano a la fuente de comercio exterior "que nos viene por el río Paraná, sin duda que es preferente a la de Victoria y Paraná". Termina expresando sobre Diamante "A mi juicio con muy poco empeño conseguirá V. E. engrandecerlo".

Urquiza seguramente tuvo en cuenta este informe a la hora de planear y decidir en 1848 una serie de acciones que repercutió favorablemente en el pueblo: crear sus primeras instituciones, organizando principalmente la parte administrativa de su gobierno, circunstancia que puede considerarse como su "segunda fundación", ya que a partir de estos hechos, pasó de ser en poco tiempo de un simple asentamiento en una localidad con instituciones organizadas que le dio otro marco a su existencia.

El 4 de julio de 1848, fecha histórica para Diamante, el gobierno provincial creó la Comandancia Militar, nombrando como su titular a don Luis Hernández; Receptor de Rentas a don Manuel Agulla, y entre otras medidas, habilitó el puerto, con el capitán de caballería Martín José Ruiz Moreno como Capitán del mismo y Cabo de Rentas. Al año siguiente, creó entre otros, el departamento Diamante, designando como Juez de Paz a don Antonio Ríos.

En esta etapa, se construyeron dos obras públicas: el templo (hoy convertido en la casa parroquial) y la Escuela de Primeras Letras. Se nombró al primer Cura, se designó la Comisión Inspectora de la Escuela de Primeras Letras y se contrató el primer maestro

Durante 1949 ya funcionaban según el informe del Comandante Militar: siete casas de negocios regulares, cinco fábricas de ladrillos, dos de adobe crudo, tres carpinterías de obra blancas, dos de carretas, una herrería, una platería, tres albañiles, un molino y una atahona.

Por su parte el periódico "El Porvenir de Entre Ríos", en su edición del 11 de marzo de 1850 publicó: "Tenemos ya, dice nuestro corresponsal, artesanos de todas clases, zapateros, herreros, sastres, carpinteros, una sombrería, una platería y todos trabajan sin cesar. Además de eso, hay en el alrededor de nuestro pueblo, hornos de ladrillos y cal. Tenemos también cortadores de madera para construcción, tanto en tierra firme como en las islas, tenemos a más, una porción de tiendas y casas de negocios girando cada una un regular capital y lo mejor teniendo un regular despacho". Ademásuna cancha de bolas y un billar.

Todo ello confeccionó un cuadro atrayente, principalmente al comenzarse las obras públicas, que dio la necesidad de mano de obra, como la promoción de actividades agrícolas por parte del comandante Hernández a instancias de Urquiza, dando tierra y semillas a los que deseaban.

Por todo esto, durante esta etapa y hasta en homenajes que se hicieron hasta la década de 1890, se tomó a esta camada de funcionarios que ejercieron cargos como "fundadores" del pueblo, como el caso del comandante Luis Hernández que se le otorgó a sus restos el privilegio de descansar en el Lote Nº 1 del cementerio con una lápida con la inscripción de ser el fundador, o en el caso del juez Antonio Ríos, que el testimonio de fallecimiento en 1850, el P. Esteban Solari anotó: "Cooperó a la fundación y adelanto de este nuevo pueblo"