sábado, 3 de mayo de 2008

MAS SOBRE LA ESCUELA “DE LAS COLLI”



UNA ETAPA DE LA ESCUELA Nº 2 “MANUEL ALBERTI”


Por Ricardo César Brumatti
Cronista Histórico de Diamante

Cuando desarrollé los tres trabajos anteriores sobre esta Escuela (Ver “Historia de la Escuela Nº 2 Manuel Alberti”, “El edificio de la Escuela Manuel Alberti que no se construyó” y “La Escuela de las Colli”), comentaba reconstruyendo esa etapa tanto tiempo velada a nuestro conocimiento, del lapso que funcionó el establecimiento en la casa alquilada en 1910 a Francisco Masó, sito en las entonces calles Comercio y Centenario (que corresponde a la dirección actual de calles Int. Dasso e Hipólito Yrigoyen), y que gracias a la señora Silvia Saura pudimos contar con esa primera fotografía que se hizo pública sobre esa ubicación.

Gracias ahora al aporte de Pedro Luis y María Nelly Rubano, nietos de Luis Colli, que generosamente me hicieron llegar este material, podemos agregar más datos y esta reliquia fotográfica que acompaña el artículo y que se suma para documentar esos años.

Cuando el profesor Luis Colli fue convocado desde la ciudad de Concordia para reemplazar en la dirección a la Sra. Amelia Etchevehere Enrique, le permitió vivir los momentos en que el profesor Manuel P. Antequeda firmó la disposición mediante la cual se le impuso el nombre de Escuela Elemental de 1ª Clase "Manuel Alberti" y el alquiler del nuevo local mencionado.

Colli había nacido en Milán (Italia) y luego de venir a la Argentina, se casó con Rosa Caviglia, nacida en San Isidro (Prov. de Bs. As.)

En ese 1910, lamentablemente el matrimonio Colli, perdió en 24 días a cuatro de sus hijos, víctimas de la epidemia reinante en Diamante (los tres varones –dos eran mellizos- y una niña), además estuvo en grave estado Asunción Antonia, logrando curarse. Las que no se enfermaron fueron Josefa y María Luisa, que ya hacían sus primeras experiencias como maestras. Luego de ello, el matrimonio Colli tendría otra hija que recibió el nombre de Angélica Antonia, que no pudo sustraerse al influencia familiar y también siguió la carrera docente, recibiéndose en el Colegio “Nuestra Señora del Huerto” de Rosario”, lugar donde había estudiado Josefa.

El 27 de junio fue el día de la mudanza a la nueva sede, instalándose incluso el escudo, la campana y el asta de la Bandera, permitiendo que a partir del 1º comenzaran las actividades en el lugar.

El 1º de enero de 1911, al haberse creado un cargo de maestra en la Escuela y en atención a que la hija de Colli, María Luisa, ya venía atendiendo desde hacía dos años gratuitamente en la escuela, Antequeda la nombró titular.

A fines de ese año, el director Colli, desesperanzado por los problemas vividos y pasando serios problemas económicos elevó su renuncia al cargo, lo que sorprendió a la comunidad diamantina, donde el aprecio hacia el docente era muy elevado. Esto sirvió a que el 26 de enero del año siguiente, varios y caracterizados vecinos enviaran una nota al Presidente del C.G.E., haciéndole saber que estaban "desagradablemente sorprendidos por la noticia de la renuncia de Dn. Luis Colli como Director de la Escuela Elemental de 3ª Categoría “Manuel Alberti”. Es el interés de la gente que esa renuncia no se produzca".

Este tema se resolvió ascendiendo el Consejo General de Educación a Colli como Subinspector de Escuelas y nombrándose a su hija Josefa como nueva Directora con fecha 1º de mayo.

A partir de este momento y por el tiempo que estuvo ella a cargo, al referirse del establecimiento los diamantinos la mencionaban como "la escuela de las Colli".

Josefa terminaría sus actividades docentes como Directora de una escuela en Maciá (Dpto. Rosario del Tala) donde se jubiló. Mientras que Angélica lo hizo en 1957, momento que ocupaba la secretaría de la querida Escuela Nº 2 “Manuel Alberti”. Por su parte María Luisa contrajo matrimonio con el Escribano Pedro Antonio Rubano, quién tendría una vasta actuación pública y será tema de otro artículo.

Además don Luis y doña Rosa dejarían una vasta descendencia, donde encontramos nietos, bisnietos y en este momento hay quince tataranietos.

Yendo a la fotografía que data de 1912 y tomada en la esquina, podemos observar situada a la izquierda a la directora Josefa Colli, mientras que María Luisa es la que está con la Bandera Nacional. Casi delante de ella y de perfil Isabel Jeanneson, quién integraba el plantel docente.


Otros elementos que están visibles, son el Escudo, donde puede leerse “Escuela Manuel Alberti”, el mástil, colocado en la misma vereda (a la derecha en la foto) y la luminaria con una tulipa, lo que se puede interpretar que contaban con luz eléctrica.

LA ESCUELA “DE LAS COLLI”



UNA ETAPA DE LA ESCUELA Nº 2 “MANUEL ALBERTI”


Cuando desarrollé los dos trabajos anteriores sobre esta Escuela (Ver “Historia de la Escuela Nº 2 Manuel Alberti” - EL SUPREMO ediciones del 21 y 25 de agosto de 1998 y “El edificio de la Escuela Manuel Alberti que no se construyó - Edición del 10 de enero de 2002), comentaba que el primer paso de su creación fue dado el 10 de marzo de 1889 por la Srta. Trinidad Almanza, fundando una escuela particular que funcionó en una casa ubicada a dos cuadras y medias al Oeste de la plaza Independencia”.
Posteriormente, el 7 de octubre de 1892 el Consejo General de Educación la fiscalizó, convirtiéndola en Elemental de 2ª Clase”. Su nueva sede fue el primer edificio social de la Sociedad Italiana (actual esquina de Etchevehere y Alberdi), en la que funcionaría hasta 1897 cuando se alquiló una propiedad a don Bottazzini. Nuevamente se mudó en 1901, a la calle Comercio casi Salta (actuales Int. Dasso y Bernardino Ramírez), donde hoy tiene su sede el Club “9 de Julio” y la casa a la derecha, cuyo propietario era por entonces don Roque Demonte.
En 1909 en momento que ejercía su dirección la Sra. Amelia Etchevehere Enrique, fue reemplazada por el profesor Luis Colli, que llegó al ser nombrado desde la ciudad de Concordia.
Al año siguiente, con fecha 10 de mayo, el profesor Manuel P. Antequeda firmó la disposición mediante la cual se le impuso el nombre de Escuela Elemental de 1ª Clase "Manuel Alberti".
Ese año, lamentablemente el director Colli, perdió en 24 días a cuatro de sus hijos y tuvo en grave estado a otros tres, víctimas de la epidemia reinante en la ciudad.
Haciendo mención de las entrevistas que habían tenido anteriormente, el 12 de junio Colli se dirigió a Antequeda, tratando de arribar a una solución para disponer de una sede propia, aunque sea construyendo un “chalet de madera” en los solares que ya estaban adquiridos (Ubicación actual - 25 de Mayo y 9 de Julio).
Pero se presentaría don Demonte solicitando aumento de alquiler, cuestión que se tornaba totalmente onerosa e inconveniente para el Consejo de Educación seguir con esa locación, provocando que se decidiera buscar otro lugar. El mismo Colli visitó una casona ofertada por don Francisco Masó en $ 100 mensuales, ubicada a unas cuadras de la anterior, en la esquina de Comercio y Centenario (que corresponde a la dirección actual de calles Int. Dasso e Hipólito Yrigoyen).
Antequeda aprobó la idea, ordenando el desalojo y traslado al nuevo asiento, cuestión que se concretó el 27 de junio, instalándose incluso el escudo, la campana y el asta de la Bandera, permitiendo que a partir del 1º comenzaran las actividades en el lugar, pero a la vez fue rebajada a 3ª categoría.
El 1º de enero de 1911, al haberse creado un cargo de maestra en la Escuela y en atención a que la hija de Colli, María Luisa, ya venía atendiendo desde hacía dos años gratuitamente en la escuela, Antequeda la nombró titular.
En ese momento, el Gobierno de la Provincia estuvo a punto de construir el anhelado edificio propio, al mismo tiempo que el de la “Independencia”, pero el incumplimiento de la empresa constructora que había ganado la licitación, provocó que no se concretara y que se tuviera que continuar alquilando.
A fines de ese 1911, el director Colli, desesperanzado por los problemas vividos y pasando problemas económicos elevó su renuncia al cargo, lo que sorprendió a la comunidad diamantina, donde el aprecio hacia el docente era muy elevado. Esto sirvió a que el 26 de enero del año siguiente, varios y caracterizados vecinos enviaran una nota al Presidente del C.G.E., haciéndole saber que estaban "desagradablemente sorprendidos por la noticia de la renuncia de Dn. Luis Colli como Director de la Escuela Elemental de 3ª Categoría “Manuel Alberti”. Es el interés de la gente que esa renuncia no se produzca". Expresaban además, que ya en 1911 Colli había manifestado a sus superiores las dificultades financieras que hacían imposible su permanencia en Diamante, y también había pedido que elevaran de categoría a la Escuela, pero no solo no aceptaron sino que como mencioné anteriormente la rebajaron a 3ª Categoría.
En otros párrafos, describieron a Colli remarcando “las condiciones especiales de competencia y consagración de ese maestro de méritos pocos comunes y de una conducta digna de toda ponderación”. Además agregaban, que ellos habían contribuido generosamente a la suscripción popular para la compra del terreno destinado al nuevo edificio de la Escuela Alberti, que esperaban sería en breve, solicitando además que la elevaran a 1ª Categoría. Esta nota fue firmada por unas 50 personas, entre otros por Rafael Robledo, Ramón A. Aguilar, Eduardo Oberlín, el escribano Mascaró, Joaquín Pujato, Alberto Chá, José Taquela, Juan y Luis Grancelli, A. El Halli Obeid, Crescencio Enrique, P. Mugica, Colobig Hnos., etc.
Este tema se resolvió ascendiendo a Colli como Subinspector de Escuelas y nombrándose a su hija Josefa como nueva Directora con fecha 1º de mayo.
A partir de este momento y por el tiempo que estuvo ella a cargo, al referirse del establecimiento los diamantinos la mencionaban como "la escuela de las Colli".
Durante 1914 las planillas de Estadística Mensual, eran completadas con los siguientes datos: Escuela Elemental “Manuel Alberti”. 1º a 3º Grado. Alumnos: 122, Directora: Josefa Colli (23), Maestras: María Luisa Colli e Isabel Jeanneson (18 años)
Labores Aux.: Catalina Guillen.
Luego otros directores y docentes pasarían por esas aulas en esa etapa. Durante 1915 fue nombrado Director don Juan F. Pérez, de 36 años, y ocupan los cargos de maestras Elena e Isabel Jeannesson, de 22 y 21 años respectivamente. La Escuela tenía hasta 3º Grado y concurrían 113 alumnos; mientras que a fines de 1918, ocupó el cargo de Directora la Sra. Petronila B. de Albuerne, continuando como docentes las señoritas Jeannesson. A fin de año asume la titularidad Sofía A. Gitlin.
En 1919, la Escuela pasaría a ocupar otra casa, que le fue alquilada a don Miguel Santillana, en calle 9 de Julio, que corresponde a la dirección actual del Nº 169, residencia hoy de la Flia. Safenraiter, frente al actual edificio de la Escuela.
El 26 de diciembre de ese mismo año, el Consejo General de Educación dictó la nueva Nomenclatura de las Escuelas Fiscales en la Provincia, por el que se denominó con el número Nº 1 a la "Independencia", que hasta ese momento no tenía, y con el Nº 2 a la "Manuel Alberti".
Así termina esta etapa de la escuela, creada el 7 de octubre de 1892, momento en que se fiscalizó y que posteriormente como otras de las curiosidades de la historia diamantina, se tomó la inauguración de su edificio propio como su fundación, perdiéndose la oportunidad de celebrar su centenario en 1992.

FUNDACIÓN DE LA ESC. Nº 2 "MANUEL ALBERTI"





La década de 1880 / 1890 presentaba a la educación en Diamante en una estado de expectativa, por cuánto se gestionaba regularizar el funcionamiento del área, que dejaba bastante que desear, y que muestra que en muchas etapas de nuestra historia, las escuelas, el gobierno, los docentes y los padres se encontraban ante situaciones que cada uno lo enfocaba de acuerdo a su posición.

Durante 1887, el gobierno provincial comisionó al profesor normal Leopoldo Herrera para que en representación del Consejo General instalara el nuevo Consejo Escolar del Diamante. Seguramente era un paso que lo alentaba a este gran docente, pues no dejaba de realizar una fuerte crítica al Ministro del cual dependía, tal es así que en el informe anual de ese año le expresaba: "Tiempo es ya de convenir que es preciso asegurar al maestro un medio de vida digno y decente, para que pueda entregarse con amor y sin inquietudes a su ardua tarea.
El magisterio es una de aquellas profesiones cuyo ejercicio requiere tranquilidad de ánimo, y si se rodea de miserias al educador, pagándole escaso sueldo por su ruda labor, se le condena a sostener lucha imposible por la vida, y acaba por hacerse descuidado y apático, esto es, se entrega en brazos del deplorable suicidio moral.
Solo el ignorante o el vicioso -afirma un autor caracterizado- puede murmurar contra las contribuciones destinadas al sostenimiento de escuelas.
Solo la gente negada quiere maestros baratos y medios de enseñanza a precios reducidos.
Después de esta frase, nada podríamos agregar más elocuente acerca del punto tratado".

No quedaba atrás el presidente del consejo escolar de Diamante José Villarino, que al elevar al director general de educación don Ernesto Bavio su informe anual, asentaba una punzante descripción de los dos años que estaba en el cargo, diciendo en los párrafos más salientes:

"Difícil es pintar la situación triste en que se hallaban las escuelas establecidas en aquel entonces. Los maestros impagos, las escuelas sin útiles, los padres descuidados en el deber que impone la naturaleza y que se halla escrito en la Ley, los niños vagando a su antojo, la política absorbiéndolo todo y atrofiando ese sentimiento innato en el hombre a desarrollarse en su espíritu, el favoritismo, el egoísmo personal que también en las escuelas había dominado, todo esto constituía el patrimonio de los niños en aquel entonces.
Más no era esto suficiente y la crisis general que se dejó sentir puso el sello a la situación. Se suprimieron escuelas y se refundieron otras mirando siempre a mejores días, sin poder aliviar la triste suerte de las que quedaban gracias que se pudieron sostener envueltas en los trajes harapientos que les habían legado."

Continuaba más adelante: "Otras de la causa que se oponen a la propagación de la enseñanza es la indiferencia de los padres y en especial de los naturales del país, a quienes sería conveniente aplicar la ley y de este modo se conseguiría el resultado apetecido, pero es primero es necesario escuelas y dotar las existentes, de casa a propósito y de útiles de los que carecen por completo.
Y al hablar de justicia del fiel cumplimiento, y de un modo elevado en el ramo de enseñar no puedo por menos de manifestar mi modo de sentir diciendo que el sueldo de que gozan es muy módico en relación al trabajo, así es que desde luego si se quiere tener profesores que sepan conducir a la juventud por el camino del bien y del saber, es necesario que ellos vean un porvenir más halagüeño y placentero como resultado del trabajo ímprobo de dos años.
Como podrá subsistir un maestro con $ 70 de sueldo cuando esa cantidad la consigue cualquiera que con muy poco trabajo se dedique a otra industria, que ni podrá compararse con el sublime magisterio de la enseñanza.
Fuerza es que el Consejo General se ocupe de mejorar la triste suerte de quien como maestro es el centinela avanzado de la ilustración y de quien sabe sacrificarse en bien de los hijos del pueblo, y como al formarse el presupuesto del año entrante el Consejo General tendrá que proponer eso mismo, desde luego debe mejorar la suerte de esos funcionarios"

No dejaba de sumarse a este informe, los elevados por los directores de las escuelas graduadas de Varones y de Niñas, que aún funcionaban separadas en el local propio construido en 1874 frente a la plaza, ocupando media cuadra.

Ambos se quejaban de los problemas en el edificio, señalando entre otros las goteras y el vencimiento de las vigas que sostenían los extremos de los demás tirantes, sumándose la falta de higiene y que en vez de solucionarse, se iba agravando.

Además Leopoldina E. Puentes, Directora de la Escuela de Niñas, indicaba el inconveniente de disponer de un solo salón de clases, el cual no tenía ninguna división y era ocupado por las 60 alumnas en tres grados.

Durante el año 1888 no hubo grandes novedades, lo que induce a presentar su renuncia al maestro Francisco Arce al cargo de Director de la Escuela Graduada, en marzo del año siguiente.

Esta situación creó la oportunidad propicia para abrir una escuela particular que permitiera a familias de mayores recursos brindar una mejor educación de sus hijos y darles el ambiente adecuado para ello.

Pero la idea no se le ocurrió solo a una persona, sino a dos, y curiosamente la solicitud fue presentada el mismo día: 10 de marzo.

Una fue la Srta. Trinidad Almanza, secundada por su madre Celina como ayudante, solicitando autorización al Consejo Escolar del Departamento para abrir una escuela particular, "en una casa de dos piezas expresamente para dar clases, ubicada a dos cuadras y medias al Oeste de la plaza “Independencia”. La otra la Srta. Clorinda Melo, junto a sus hermanas Prosperita y Nicandra, comunicando que había abierto una clase de enseñanza mixta, disponiendo de dos salas para trabajos, espacio para recreo y una manzana de terreno plantada de arboleda y jardín; ubicada en lo que conocemos como la “Casa de los Melo”. Esta apertura ya consumada, debe haber sido seguramente permitida por la influencia del círculo familiar en nuestra comunidad.

Ambas escuelas tuvieron buena matrícula, pero indudablemente el paso que buscaban era el reconocimiento oficial, que daba la oportunidad de ser fiscalizada, recibiendo así subsidios y sueldos oficiales. Lo real era que en los planes del Consejo era habilitar una escuela de carácter elemental y seguían de cerca los planes de estudios y programas, encomendándose al Inspector de la 1ª Sección para que informara si daban el mínimo de enseñanza requerido.

Por razones prácticas, Almanza necesitó buscar otro local, acordando en agosto de 1892 con la Sociedad Italiana de SS.MM. el alquiler de la vieja sede social de la entonces calle Moreno, que corresponde a la actual esquina de calles Alberdi y Etchevehere.

Ese fue el preanuncio que alguna noticia tenía que podía ser la selecionada y a pesar de la presión y las preferencias de las autoridades diamantinas. Lo cierto es que el 7 de octubre de 1892, en la sesión del Consejo General de Educación, el Director propuso “Que se considere de carácter fiscal la escuela que dirige en Diamante la Srta. Trinidad Almanza, teniendo en cuenta los respectivos informes del Subinspector del Distrito, en que reclamaba esta medida para evitar que esta escuela se clausurara. El Honorable Consejo prestó su acuerdo quedando la referida escuela en el concepto de Elemental de 2ª Clase”. Es decir que comenzaba a funcionar como la Escuela Elemental Nº 1 de Diamante.

La repercusión en nuestro medio, y principalmente en el Consejo Escolar local, no se hizo esperar, de donde su titular Villarino elevó una carta bastante dura en sus conceptos hacia las autoridades provinciales. Pero lejos de amilanarse, el Prof. Ernesto Bavio ordenó devolver "sin ser tomada en consideración la nota del Consejo de Educación del Diamante relativa a la resolución del Consejo General declarando fiscal la escuela de la Srta. Trinidad Almanza, atendiendo a los términos inconvenientes y a los juicios irrespetuosos que ella contiene, mandándose orden telegráfica para que se cumpla la mencionada resolución. Al mismo tiempo se ordena al Inspector General se traslade a aquella ciudad para que informe sobre la ubicación de la escuela, competencia de la maestra y programa que adopta".

Es interesante observar que en la Planilla de Estadística Mensual correspondiente a marzo de 1893, Almanza registra los siguientes datos: Escuela Elemental Mixta. Fundación: 1887. Edificio: Pertenece a la Soc. Italiana. Costeada: Por el Gobierno. Directora: Trinidad Almanza - Maestra: Ignacia Chaparro. Es decir que considera que el establecimiento ha tenido continuidad desde el primer momento de su apertura.

Esta historia termina con que Villarino, luego de este disgusto, renunció y lo comunicó por nota a Paraná, fundamentando que es por ausentarse de Diamante. Entregó todo el archivo y pertenencias del Consejo Escolar a Dn. Nereo Melo, Jefe del Registro Civil en ese momento, y nada más ni nada menos que el padre de las señoritas Melo.

Estas a su vez, al terminar el año cerraron la escuela, logrando una de ellas: Nicandra, ya diplomada maestra, tomar un cargo en la Graduada.

Por esas vueltas de la vida, esta última, al renunciar la entonces directora de la Escuela Elemental Nº 1 Srta. Rita Miranda, el 26 de abril de 1900 asumió en el cargo del que antes fue competencia.

La Escuela continuó su vida, en 1910 recibió el nombre de "Manuel Alberti" y en 1919, por modificación de la nomenclatura de las escuelas fiscales de la Provincia, el Nº 2.

Así han quedado grabadas en su historia, junto a la figura de Trinidad Almanza, esas dos fechas fundamentales para esta querida escuela: 10 de marzo de 1889 y 7 de octubre de 1892.