sábado, 1 de marzo de 2008

LA “SEGUNDA FUNDACION” DE DIAMANTE




Cuando la Sala de Representantes de la Provincia, convirtió en Ley el proyecto enviado por Pascual Echagüe en febrero de 1836 para fundar un pueblo con el nombre de “El Diamante” en Punta Gorda, indudablemente sólo le dio la formalidad jurídica a un asentamiento que ya existía de hecho de tiempo atrás, además de existir elementos que permiten pensar que el mismo gobernador tuvo la idea cuatro años antes, al radicar a los naturales misioneros provenientes de la zona de Cuareim y refugiados en Mandisoví, y sumarlos a esos habitantes que ya estaban establecidos en la zona.

No se encuentra en la rica documentación que existe en los archivos, ninguna referencia a que esta nueva situación le haya cambiado la existencia a este nuevo pueblo, sólo la llegada hacia fin de año del agrimensor André para realizar una demarcación de acuerdo a lo establecido a la ley de fundación y dejar establecido los sitios habitados por sus habitantes.

No tuvieron calles, sólo senderos, no hubo iluminación pública. La mayoría de los hombres estuvieron enrolados en las milicias que permanentemente estuvieron participando en campañas propias del convulsionado momento que vivía la provincia. Durante 1839, los diamantinos fueron integrados a las fuerzas que debieron intervenir en Corrientes en los sucesos que sobrevinieron a raíz de la alianza del gobernador correntino Genaro Berón de Astrada y el oriental Rivera. Luego de Pago Largo, Echagüe reordenó sus fuerzas y cruzó el río Uruguay en busca de Rivera, donde se produciría el revés de Cagancha. Allí también estuvieron nuestros hombres.

Entre 1840 al 45, murieron varios de ellos, como Marcos Cuello y Antonio Muñoz, últimos comisionados del lugar y a la vez los de mayor jerarquía.

La falta de varones en nuestro incipiente pueblo, provocaron que el estado de indigencia de las familias que quedaron fuera bastante grave y de extrema pobreza, como el caso de las correspondientes a los misioneros que debieron acompañar al coronel Gaspar Tacuabé, debiendo el Gobierno provincial tomar medidas para palear la situación, por lo que ordenó al Comandante de la Victoria que les proveyera del género necesario para camisas y calzoncillos para los hombres y para camisas y enaguas para las mujeres.

En este interín asume la gobernación el general Justo José de Urquiza en reemplazo de Echagüe, debiendo afrontar la convulsionada situación de la Provincia, llevándole un buen tiempo ir gradualmente tomando el control de ella y realizar efectivas medidas para organizarla.

Diezmada la población y sin grandes expectativas, se dio la oportuna visita de don Ruperto Pérez en 1846, que con un plan de delineación de los pueblos trabajó en el lugar. No sólo cumplió su trabajo profesional, sino que en el informe que le elevó al general Urquiza le hizo saber de lo pintoresco de la localidad y de lo aventajado de su situación, haciéndole notar el buen puerto y que era el primero puerto más cercano a la fuente de comercio exterior "que nos viene por el río Paraná, sin duda que es preferente a la de Victoria y Paraná". Termina expresando sobre Diamante "A mi juicio con muy poco empeño conseguirá V. E. engrandecerlo".

Urquiza seguramente tuvo en cuenta este informe a la hora de planear y decidir en 1848 una serie de acciones que repercutió favorablemente en el pueblo: crear sus primeras instituciones, organizando principalmente la parte administrativa de su gobierno, circunstancia que puede considerarse como su "segunda fundación", ya que a partir de estos hechos, pasó de ser en poco tiempo de un simple asentamiento en una localidad con instituciones organizadas que le dio otro marco a su existencia.

El 4 de julio de 1848, fecha histórica para Diamante, el gobierno provincial creó la Comandancia Militar, nombrando como su titular a don Luis Hernández; Receptor de Rentas a don Manuel Agulla, y entre otras medidas, habilitó el puerto, con el capitán de caballería Martín José Ruiz Moreno como Capitán del mismo y Cabo de Rentas. Al año siguiente, creó entre otros, el departamento Diamante, designando como Juez de Paz a don Antonio Ríos.

En esta etapa, se construyeron dos obras públicas: el templo (hoy convertido en la casa parroquial) y la Escuela de Primeras Letras. Se nombró al primer Cura, se designó la Comisión Inspectora de la Escuela de Primeras Letras y se contrató el primer maestro

Durante 1949 ya funcionaban según el informe del Comandante Militar: siete casas de negocios regulares, cinco fábricas de ladrillos, dos de adobe crudo, tres carpinterías de obra blancas, dos de carretas, una herrería, una platería, tres albañiles, un molino y una atahona.

Por su parte el periódico "El Porvenir de Entre Ríos", en su edición del 11 de marzo de 1850 publicó: "Tenemos ya, dice nuestro corresponsal, artesanos de todas clases, zapateros, herreros, sastres, carpinteros, una sombrería, una platería y todos trabajan sin cesar. Además de eso, hay en el alrededor de nuestro pueblo, hornos de ladrillos y cal. Tenemos también cortadores de madera para construcción, tanto en tierra firme como en las islas, tenemos a más, una porción de tiendas y casas de negocios girando cada una un regular capital y lo mejor teniendo un regular despacho". Ademásuna cancha de bolas y un billar.

Todo ello confeccionó un cuadro atrayente, principalmente al comenzarse las obras públicas, que dio la necesidad de mano de obra, como la promoción de actividades agrícolas por parte del comandante Hernández a instancias de Urquiza, dando tierra y semillas a los que deseaban.

Por todo esto, durante esta etapa y hasta en homenajes que se hicieron hasta la década de 1890, se tomó a esta camada de funcionarios que ejercieron cargos como "fundadores" del pueblo, como el caso del comandante Luis Hernández que se le otorgó a sus restos el privilegio de descansar en el Lote Nº 1 del cementerio con una lápida con la inscripción de ser el fundador, o en el caso del juez Antonio Ríos, que el testimonio de fallecimiento en 1850, el P. Esteban Solari anotó: "Cooperó a la fundación y adelanto de este nuevo pueblo"

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