jueves, 11 de junio de 2009

SABA Z. HERNANDEZ Y SU ACTUACION EN FAVOR DE DIAMANTE


Publicado en:
Periódico El Supremo Nº 856 - 19-03-2002

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El 11 de marzo se cumplió otro aniversario del nacimiento de uno de los diamantinos que sobresalió por su actuación pública: el Dr. Sabá Z. Hernández, de quién mucho se ha escrito, principalmente en la faz política, pues ha dado suficientes motivos para su estudio por parte de los historiadores de su novelesca vida. La intención de este trabajo está orientada a rescatar algunos datos que han sido muy poco divulgados, que tienen que ver con sus acciones que favorecieron a su pueblo natal y la defensa de los intereses locales, a pesar que en otras cuestiones así como tuvo muchos seguidores, también tuvo detractores.

Hijo menor del matrimonio que conformaron quién fuera Comandante Militar de Diamante, el coronel Luis Hernández y su esposa, María Cecilia Bergara, nació en 1856, siendo atendida su madre en la ocasión por el doctor Pedro Serrano, que estaba muy unido por lazos afectivos a la familia.

Fue bautizado en el templo "San Cipriano" el 3 de abril por el Pbro. Francisco Matheu, a cargo en ese momento del mismo, siendo el padrino nada menos que el Brigadier Juan Pablo "Mascarilla" López. Curiosamente, en el acta de Bautismo que escribió el citado Cura, no figura un segundo nombre, por lo que la Z que siempre se incluyó no quedó registrada. Algunos autores refieren para ella el nombre de Zacarías.

En ese momento, su padre había superado los problemas que lo enfrentaron al general Urquiza y que lo habían mantenido en prisión, y cumplía la decisión de retirarse transitoriamente a su establecimiento rural, lindante a la Ensenada, pues en junio regresaría a Santa Fe, retornando a la actividad política, nuevamente al lado de su tío, el general López, e interviniendo en los sucesos de julio donde sería depuesto el gobernador Cullen, quedando López provisoriamente en el cargo. Este nombró a Hernández como su hombre de confianza en Rosario para que atienda sus intereses en esa ciudad. En agosto sería rehabilitado públicamente por Urquiza, que ocupaba la presidencia de la Confederación, ascendiéndolo al grado de Coronel de Caballería; pero su salud totalmente disminuida, hizo que el 11 de setiembre falleciera inesperadamente. El historiador Ruiz Moreno cita, que según la tradición familiar, se produjo inmediatamente después de un baño en el río Paraná.

De esta manera, Sabá quedaba sin su padre y su madre se apoyó en la familia. Esto hizo que sus estudios primarios los llevara a cabo en Paraná, continuó el secundario y se graduó de Abogado en Santa Fe.

Apenas recibido fue Juez de 1ª Instancia en lo Civil y Comercial de Paraná. Se pronunció en favor de López Jordán y apoyó la revolución de mayo de 1873. En realidad, esto tiene mucho que ver con la amistad que tuvo su padre con el caudillo, lo mismo que con Antonio Hernández, primo de Luis, quién era uno de los principales agentes en Diamante, liderando la revolución y haciéndose cargo de la comandancia diamantina. Esto le valió el ataque de varios medios periodísticos, como la del Diario "El Demócrata", editado en Concepción del Uruguay, que en su Nº 249 lo enjuiciaba, expresando "Este Juez es el Dr. Hernández del Paraná, contra quién en unas de las últimas sesiones de la Cámara, se levantó la voz enérgica de varios Diputados, buscando en el templo de la Ley un remedio para evitar el verdadero azote que pesa sobre las importantes poblaciones que están bajo su jurisdicción" y luego en otro párrafo continuaba "porque el Juez Hernández es jordanista, es el jefe del partido retrógrado en el Paraná, es el apóstol del credo del trapo de color y del personalismo odioso", acusaciones que él enfrentó.

Sin embargo, esta posición tomaría un giro inesperado, cuando en setiembre de 1873, el Dr. Sabá Hernández presentó un escrito acusando a Dn. Ricardo López Jordán por varios crímenes. Esto tenía que ver con lo ocurrido en la estancia del general Juan Pablo López en el Doll, donde se encontraba su hermano mayor, Luis Hernández (homónimo y primogénito del ex comandante de Diamante), venido hacía dos días desde Rosario, Juan Vázquez, capataz del establecimiento, Bernardino Giménez, peón del mismo y Juan Rocha, vecino de la ciudad de Victoria y accidentalmente en dicha estancia, como una de las tantas veces vieron llegar a las casas una partida armada de las fuerzas del caudillo rebelde al mando del Mayor Carlos Broin, quién dirigiéndose al general López le intimó de orden de López Jordán le entregase todos los hombres que tuviese en la casa y especialmente uno que había llegado desde el Rosario –este era Luis Hernández- Una orden semejante sorprendió sobremanera a López y a las personas que lo acompañaban, pues jamás habían sido molestados durante la rebelión, ni por las fuerzas legales ni por los rebeldes, y si el general López tenía algunos hombres en su casa estaba para ello autorizado por unos y por otros, que veían en él un hombre pacífico, completamente ajeno a las cuestiones políticas que se agitaban en la Provincia, sin embargo, dieron inmediatamente cumplimiento a la arbitraria orden.

Estos se pusieron a disposición de Broin y se le requirió a Hernández su pasaporte, elemento que no tenía, pero propuso presentarle documentos que justifican el objeto de su venida, pero igualmente fue detenido, siendo conducidos a Victoria junto a otros dos por la misma fuerza. A los tres días fueron llevados al campamento de López Jordán. Luis Hernández, ese día antes de partir escribió una carta al general López, recomendándole a sus hijos y a sus hermanos, residentes en la provincia de Santa Fe, sin presentir su desgraciado fin. Luego se enteraron del fusilamiento de los tres a través de unos desertores, que dieron aviso al general López y lo invitaban ponerse a salvo, pues ese suceso era un precedente que no se debía despreciar. Realmente estaban en lo cierto, pues en unos días, la casa de la estancia fue rodeada y allanada por una partida al mando de un tal Miño, venido especialmente desde el campamento de López Jordán, para registrarla y comentando que traía la orden para degollarlos en el patio de la casa, mostrando la orden por escrito de cual venían munidos.

Estas graves acusaciones valieron el proceso contra López Jordán y el eterno distanciamiento de Sabá y el caudillo.

Pasado un tiempo y ya dedicado de lleno a la política, ocupó la banca de Diputado Provincial. Durante 1883 fue Convencional Constituyente y en las elecciones para senadores del 4 de noviembre de 1883 salió electo por Diamante.

Hasta 1888 ocupó durante dos años la banca de Diputado Nacional, a la que renunció al ser designado Ministro de Gobierno por el General Racedo.

El 25 de octubre del año anterior se trató en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional el Proyecto de la construcción de un muelle en el Diamante, en referencia a la propuesta de los señores Gigena y Aguirre, que solicitaban construirlo y explotarlo, discutiéndose en general el mismo.

Este muelle era de suma necesidad, pues las colonias del Diamante se desarrollaban de una manera extraordinaria, al extremo que en ese año se habían cosechado más de 300 mil fanegas de trigo.

Ante el cariz que tomaba el debate, que normalmente terminaba en diluirse las aspiraciones diamantinas, intervino Hernández expresando: “Este puerto del Diamante ha preocupado al Poder Ejecutivo desde hace ocho años, entiendo que hasta ahora han hecho viajar tres o cuatro veces a los ingenieros del Departamento para hacer estudios, han proyectado puertos por todas partes, pero hasta ahora no hay muelle en el Diamante”.

Hubo marcha y contramarchas en el tema y hasta una Ley por medio (la Nº 2249) en la idea, como decía el diario paranaense "El Constitucional": "es preciso convencerse que es sin disputa el mejor de Entre Ríos de la costa del Paraná. En toda época del año pueden llegar y atracar a una simple planchada vapores y buques de ultramar desde 18 a 22 pies de calado".

Pasarían varios años, las gestiones continuaban y siempre era don Sabá el receptor de todas las inquietudes, como cuando en 1894, el presidente de la comisión de puentes y caminos, don Antonio Taquela, le requería al en ese momento gobernador Hernández: "Aparte de la vía férrea que con tanta urgencia reclama el tráfico público, observamos que será probablemente un hecho la construcción de un muelle en nuestro puerto", agregando en otro párrafo: “Nos permitimos rogarle quiera activar lo más posible los trabajos para la más pronta construcción de nuestro muelle a fin de poder utilizarlo en la próxima cosecha".

Mucho tuvo que ver con la idea de instalar la Escuela Naval en Diamante, aprovechando sus vinculaciones, principalmente con el general Racedo. Así fue que incluso llegó a pretender donar una porción de su quinta lindante a la Ensenada, que formaba parte de los terrenos que se necesitaban para el referido Instituto.

En plena formación de la Sociedad de Beneficencia, intervino en favor de obtener la propiedad fiscal, antigua residencia del doctor Serrano, para la construcción de un hospital de caridad, lográndose el 27 de noviembre de 1887 la inauguración del mismo (el edificio demolido de la familia Farall sobre calle Urquiza), en cuya ceremonia fueron padrinos el gobernador Racedo y la esposa de Sabá, Dña. Luisa Otero de Hernández, en reconocimiento por el logro.

En mayo de 1889 se incorporó al Senado Nacional, desde donde fue convocado como Ministro por el gobernador Basavilbaso.

En este momento y en plena actividad proselitista y como una manera de tener el concepto del manejo de sus operaciones políticas, me pareció interesante dar a conocer una nota firmada por los dirigentes locales Antonino Miranda y Francisco Herrera, quienes le comentaban al entonces Ministro: "Señor de nuestro aprecio: Antes de entrar a ocuparnos del asunto que motiva la presente, le pedimos que nos disculpe por la molestia que vamos a darle.
De acuerdo con sus instrucciones dimos principio a los trabajos para las elecciones Municipales, los que han sido coronados por el más feliz éxito, dando por resultado que la reunión preparatoria fuese bastante numerosa como no lo esperábamos nosotros mismos, así es que todo ha ido perfectamente bien, pero en este momento acabamos de saber que Marcelino Rodríguez, viene con la pretensión de modificar la lista de Concejales la que fue confeccionada y proclamada ante una asamblea compuesta de lo mejor de este pueblo, los únicos que no asistieron a ella, fueron los hermanos Luxardo, del Corral y Oberlín, sin haber aceptado nuestra invitación. Nuestra opinión es que Marcelino Rodríguez responde a indicaciones de cierto circulito que pretendía hacer oposición y que viéndose perdidos quieren ni aunque sea llevar algunos individuos de los que le pertenecen como Concejales, y que sólo servirán para dar trabajo en la Municipalidad.
En vista de lo que dejamos expuesto, le pedimos haga valer su influencia con Rodríguez, pues esto puede ser un motivo de nuevas divisiones.
Para el domingo de la presente semana, tenemos preparado una carne con cuero y corrida de sortijas en el Ejido de esta ciudad, a la que asistirá también el Dr. Atencio y numerosos amigos de esta, allí continuaremos los trabajos, los que no dudamos nos dará un buen resultado si hemos de juzgar por el entusiasmo y decisión que se nota.
No olvide la carta de Vieyra para Luxardo y de la de Brugo para del Corral.
Esperando como siempre sus órdenes, nos complacemos en saludarlo y repetirnos de V. atentos y S.S.".

Cuando en julio de 1890 se convocó a elecciones para gobernador, se aprestaron las dos fracciones en que tan enconadamente se había dividido en la Provincia el Partido Autonomista Nacional. La Junta Directiva del oficialismo, ya en febrero había proclamado la fórmula Sabá Z. Hernández - Camilo Villagra, mientras que los racedistas, el 9 de abril proclamaron en Gualeguay la fórmula Eduardo Racedo - Miguel Laurencena.

En diciembre se llevaron a cabo los comicios que lo impusieron como Gobernador, mientras que en Diamante, realizadas el domingo 7, resultaron electos para Presidente de la Municipalidad don Antonio Hernández y para Concejales Antonino Miranda, Braulio del Corral, Crescencio Enrique, Manuel Alvarez y Casimiro Reyes.

Asumió como Gobernador el 15 de enero del año siguiente, contando sólo 35 años de edad, y como Vice, por fallecimiento del electo Villagra, don Faustino Parera.

Varias fueron las obras de su gobierno, rescatándose de las que tienen que ver con nuestro pueblo, las gestiones realizadas para la instalación de la Sucursal del Banco Nación.
También suscribió un decreto, que firmó junto con el ministro de gobierno Carbó, en el que decidió realizar un cuadro por intermedio del artista Emilio Caraffa que perpetuara el paso de Urquiza por Punta Gorda.

Para pintar el cuadro, se tuvo en cuenta los datos documentales del Boletín de Sarmiento en la Campaña del Ejército Grande; representando el paisaje de las barrancas de Punta Gorda y el camino que bajaba al Puerto Viejo de Diamante.

La obra se terminó en 1897 y se inauguró el 1º de mayo, haciendo uso de la palabra luego del gobernador (entonces Salvador Maciá), el Dr. Hernández, nombrado Presidente de la Comisión para tal efecto. Al presentarlo, estaba cubierto por una gran Bandera Argentina, donada por la Srta. Aurora Ramírez, hija del coronel Bernardino Ramírez, presente junto a su hermana Rosa.

Su mandato terminó en 1895.

En enero de 1895, el Presidente de la República ofreció la cartera del Interior al General Mitre, quien la rechazó. Ante esta situación le pidió a Pellegrini y a Roca que influyeran sobre el doctor Sabá Z. Hernández, que como vimos terminaba su gobernación para que aceptara, cuestión a la que también se negó, siendo finalmente nombrado don Eduardo Costa.

En marzo de 1898 encabezó la lista de los proclamados por el Partido Autonomista Nacional como candidatos a Diputado Nacional, junto a otro diamantino, el Dr. Teófilo García, que al presentarse en las elecciones, obtuvieron sus bancas.

El período que se estaba viviendo la provincia se caracterizó por la profunda crisis moral y política. El gobernador Maciá, quien tenía lazos de parentesco con Enrique Carbó y Leonidas Echagüe, fue acusado de monopolizar el poder. Esto produjo la reacción, primero del Vicegobernador Gigena, y luego de Sabá Hernández, que llegó a organizar la revuelta armada.

Los levantamientos de 1898 y de 1900, de los cuales mucho ya se ha escrito, lo tuvieron como protagonista y muestran como siempre se apoyó en sus contactos locales, como en el segundo, cuando los diamantinos, dirigidos por el doctor Malespina, Pujato, Soler y Chávez, tomaron la Jefatura de Policía y con el apoyo casi unánime de la población, organizan escuadrones de caballería, para unirse después a Hernández.

En los días siguientes, en Crespo, se concentran contingentes revolucionarios venidos de los departamentos vecinos y que han tomado prisioneros entre otros al Diputado Provincial por Diamante don Antonino Miranda y al doctor Miguel Mascaró (que por esas cosas de la política, por un tiempo fueron adversarios).

Ingresó nuevamente como Diputado Nacional en los períodos 1898/1902 y 1904/1908.

Al tratarse en el Congreso Nacional, la instalación de una línea ferroviaria entre Diamante y Curuzú Cuatiá, hizo una encendida defensa de la concreción del proyecto, de cuál era autor, que finalmente fue aprobado. Esto llevó a que el 27 de agosto de 1904, el escribano Mascaró le remitiera un telegrama a él y al otro legislador entrerriano, el diputado Leguizamón, expresándole: "Esta comuna no puede permanecer indiferente ante la magnitud del Proyecto del Ferrocarril de ésta a Curuzú Cuatiá, que en los actuales momentos se discute en la Honorable Cámara de Diputados, y en consecuencia envía a Uds. el más entusiasta aplauso por sus patrióticos esfuerzos en pro de los intereses de la Provincia, rogándoles a la vez sean Uds. intérpretes de esos sentimientos para con los demás colegas que los acompañan con la discusión favorable".

El resultado fue favorable y al año siguiente se comenzó con los estudios para su traza, nombrándose la comisión de ingenieros para practicarlos, tarea que fue terminada en un año. La obra comenzaría en 1910.

Otra preocupación tenían los diamantinos, y era que pasaban los años y no eran ocupados los terrenos que habían sido expropiados para la Escuela Naval. Nuevamente Mascaró realizó gestiones, en las que intervino activamente el Diputado Hernández, interesando al Ministro de Guerra Gral. Luis María Campos en traer una unidad militar, lográndose que se tuviera inmediatamente la previsión que los fondos necesarios fueran incluidos en la Ley de Construcciones Militares. Esta acertada medida, permitió que en 1907 llegara a instalarse el Regimiento 3 de Artillería.

Ocupó la banca de Diputado Nacional nuevamente en los períodos 1908/1912 y 1918/1922.

Falleció en Buenos Aires el 7 de agosto de 1932. A raíz de ello, se realizó el día 9 en el Honorable Concejo Deliberante diamantino, una sesión especial en la que se dispuso por Ordenanza, que a la entonces calle Paraná se la denominara en adelante Dr. Sabá Z. Hernández e invertir hasta la suma de $ 500 en la confección de una placa que se erigiría en la intersección de la misma con el Boulevard Colón y sobre la esquina S.E. , con la inscripción: “DR. SABA HERNANDEZ - Juez - Legislador - Ministro - Gobernador - Dip. Nacional - Autor del Proyecto de Ley del FF.CC. Diamante - Curuzú Cuatiá - Origen de la grandeza del Pueblo - 1856-1932".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola felicito por que el blog esta muy bueno.
lo que me gustaria y estaria bueno es que pongan mitos y leyendas.
y si me podrian ayudar porque tengo que hacer un trabajo de mitos y leyendas de diamante les dejo mis correo para quien me pueda ayudar ivanazapata_385@hotmail.com. Desde ya muchas gracias