sábado, 11 de julio de 2009

LOS ACONTECIMIENTOS DE LA REVOLUCION JORDANISTA DE 1873 EN LA VILLA DEL DIAMANTE






Publicado en:
Parte I Periódico El Supremo Nº 553 - 18-02-1999
Parte II Periódico El Supremo Nº 555 - 25-02-1999

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Comentaba en trabajos anteriores el hecho del 1º de mayo de 1873 de la revolución jordanista, y que entre sus efectos en nuestro pueblo produjo la interrupción del funcionamiento de la recientemente elegida Corporación Municipal.

Ese día, como ocurrió en la mayor parte de los pueblos de la provincia y como parte de un plan indudablemente bien organizado, se llevó a cabo el levantamiento “de los blancos” procediendo sus partidarios a tomar el control de ellos. Diamante, en donde el número de simpatizantes de López Jordán era considerable, fue uno de ellos. Varios historiadores han desarrollado como sucedieron los acontecimientos, pero me parece interesante comentar algunas incidencias locales pocos conocidas lo que da lugar al tema de hoy.

En este tipo de ocasiones cada uno lo vive desde su óptica y su posición, por lo que voy a presentar algunas de las versiones que han quedado documentadas de sus protagonistas locales, donde las dos principales figuras fueron a mi entender Antonio Hernández y Rudecindo Ruiz Moreno, cuya enemistad manifiesta dio lugar a lugar a varias anécdotas.

Antonio Hernández, rosarino de origen y que ya lo he nombrado en algunas ocasiones por haber comenzado su carrera pública de la mano de su primo Luis, que fuera el Comandante Militar del Diamante, y que lo nombrara Ayudante de la Comandancia Militar y del Resguardo del puerto, luego ascendió luego a Oficial 1º de la misma en 1861. En ese cargo intervino en varias cuestiones que representaron grandes beneficios para el pueblo, como ser la construcción de la cuesta de acceso a la villa, el establecimiento de un servicio regular de diligencias entre Paraná y Diamante, la habilitación plena del puerto, etc. En 1864 fue Diputado por Diamante y junto al coronel Bernardino Ramírez nos representó en Nogoyá en la fracasada Convención Reformadora de la Constitución Provincial. A principios del año 1868, fue elegido para integrar el Colegio Electoral que debió nombrar al Gobernador de Entre Ríos, designación que recayó en la persona del general Urquiza.

Hernández prestó a este mandatario varios cometidos confidenciales, e incluso aludió en carta a López Jordán en el año 1870, estando ya distanciado de aquel, "a mis entusiastas y leales servicios". Pero el carácter independiente que lo distinguía, le impedía convertirse en el incondicional subordinado que requería el enérgico Capitán General; debido a ello, como tantos otros partidarios de Urquiza que no se sometían a algunas de sus directivas o disentían en apreciaciones políticas, pronto se vio enfrentado. Las consecuencias fueron graves para éste, hasta el extremo que tuvo que abandonar la Provincia para salvar su vida. Muerto Urquiza retornó Hernández a Entre Ríos. Más sindicado de jordanista, al ser dominada la rebelión de 1870 su situación volvió a tornarse difícil. En ese momento escribió: "Lo que no te contaría es la hostilización que con tanto interés me hace la autoridad, sin ningún motivo ni pretexto justificado; porque a eso deben agregar como soy mirado por todos los vecinos, para estímulo de mi honradez y lealtad. Pero vamos, todo serán cosas del tiempo”.

A principios de 1873, fue elegido como miembro del jurado de apelación de los impuestos al comercio en nuestro Departamento y en este momento llegó el 1º de mayo teniéndolo como uno de los protagonistas del suceso. Es él el que encabeza localmente la revolución haciéndose cargo de la población y asesorando al Comandante Militar rebelde. En una carta que le escribe al entonces Jefe Político del Rosario y existente en el archivo familiar del doctor Isidoro J. Ruiz Moreno y que rescata en algunos de sus trabajos, expresa: “Yo, como muchos, tomé parte en la última revolución con la distinción de mis sentimientos, que no se me puede negar” y hace un minucioso relato de los servicios prestados a los vecinos de la villa y en salvaguardia de los intereses de la población, concluyendo su relación con estas declaraciones: "En fin, no hay posibilidad de que se me pueda probar legalmente ni un solo hecho deplorable" y también agregó: “esta es una guía de mi proceder, que a no conocer mi dignidad, bien pudo suponerse que traicionaba al Partido a que estaba sirviendo. Por lo demás, no he sido sino ejecutor de órdenes, que en mi poder se templaron. En Diamante no hubo ningún castigo e hice cuanto humanamente es posible para evitar se perjudicase a los que se miraban de enemigos".

Los sucesos del primer día de la revolución también se pueden recrear según la versión del entonces Oficial 1º de la Jefatura Política del departamento Diamante Francisco Acebal, quien el 12 de mayo mediante telegrama le elevó el siguiente parte, que se conserva actualmente en el Archivo General de la Provincia, al ministro secretario general del gobierno de la provincia doctor Ramón Febre: “Encontrándome accidentalmente en ésta, cumplo con el deber de poner en conocimientos de S. Sas. para que se digne elevarlo al S. Sas. el Sr. Gobernador, el parte de los sucesos ocurridos en la Villa del Diamante y su Departamento, que han dado por resultado el derrocamiento de sus autoridades legales y haberse hecho cargo del poder los revoltosos Jordanistas.
El suceso tuvo lugar en la madrugada el 1º del corriente en que como a las cuatro entrando sigilosamente y en varios grupos a la población en número como de cincuenta atacaron al cuartel que también sirve de cárcel que estaba a cargo del Alférez de Policía Fortunato Benitez, el que con la resistencia que opuso y las diferentes descargas que se sucedieron alarmaron completamente a la población e hicieron que el Jefe Político coronel Gutiérrez acudiese al cuartel que encontró rodeado de rebeldes teniendo entonces que retroceder y en momentos que cruzaba la plaza para poder salir a la campaña fue sentido y atacado a balazos por una partida de ellos a los que resistió hasta que fue herido y tuvo que rendirse lo mismo que consiguieron hacer con el Oficial que tenía a su cargo el cuartel poniendo en seguida en libertad a los presos. El infrascrito hacía pocas horas que había llegado del Departamento de la Victoria en donde todo quedaba tranquilo sin embargo de las diferentes voces que circulaban de próximos movimientos revolucionarios, las que de tanto repetirse, ya no se les daba crédito, así es que en el conflicto posesionado de que la revolución era producida por los blancos jordanistas, teniendo ocasión de ver quienes la encabezaban y el resultado que habían obtenido, busqué el poderme embarcar lo que efectué el día 2 a la tarde dirigiéndome al Rosario a donde encontré que ese mismo día había llegado el receptor de rentas provinciales Rudecindo Ruiz Moreno, llegando también dos días después el Comisario, sargento mayor Francisco Alvarez lo mismo que el comisario de policía Pedro Mendoza con unos soldados.
Desde el momento que arribamos a la expresada ciudad pusimos en conocimiento del capitán del Puerto Sr. Echeverría quien los comunicó al Exmo. Gobierno de la Nación de acuerdo con dicho Señor buscamos trasladarnos a este punto lo que no pudimos conseguir hasta el día 8 que entramos a esta plaza en la que permaneceremos hasta tanto las circunstancias permitan podamos ir al Diamante en cumplimiento de nuestro deber a auxiliar a nuestros amigos. El día que salimos del Rosario llegó allí el Jefe Político coronel Gutiérrez a hacerse curar de sus heridas que no eran de mayor gravedad.
Los individuos que encabezaron el movimiento fueron los blancos más exaltados y sindicados desde antes de ahora como anarquistas tales como Antonio Hernández que se puso al frente de la Jefatura, el Mayor Calixto Montenegro (alias Payé), Teófilo Albornoz y otros de los que volvieron de la emigración después de la concluida la guerra pasada.
Han cometido toda clase de tropelías entrando, como salteadores a casa del Mayor Álvarez a quien no encontrándolo saquearon su casa completamente. También pusieron preso al Administrador de Correos Dn. Demetrio García, consiguiendo sacarlo de la cárcel, bajo fianza unos extranjeros.
Casi toda la Guardia Nacional del Departamento la han reunido, dirigiéndose con ella sobre esta plaza, siendo de creerse empiece muy pronto su desmoralización y disolución una vez sepan donde puedan replegarse, pues en su mayor parte son soldados que en la guerra pasada militaron en nuestras filas.
Dejando así comunicados a S. Sas. los sucesos ocurridos en el Departamento del Diamante y esperando órdenes del Exmo Gobierno saludo a S. Sas. con aprecio y respeto”.

El nombrado Demetrio García, quien fuera como hemos visto en un trabajo anterior, el presidente de la Junta de Fomento, luego de esto viajó a Buenos Aires a la casa de su hermano Teófilo, en ese momento diputado por la provincia, relatando allí, de lo se hizo eco la prensa nacional el 28 de setiembre, como el caso del periódico "La Democracia" de C. del Uruguay, que mientras estuvo preso ”fue maltratado, siendo prevenido antes de acostarse por las noches, que al día siguiente sería fusilado, palabras que eran acompañadas con toda clase de improperios”, y sigue el artículo “también relata otros hechos sangrientos. Se sabe por él lo que está sucediendo en el ejército de López Jordán y sus beduinos. Comenta que un día que temía la fuga de algunos de sus soldados, hizo formar a 70, y les previno que serían degollados en caso de consumar semejante atentado, desertando de las filas de los "Libertadores de Entre Ríos". En presencia de estos 70 infelices degolló a dos. También comentó que hay una completa desmoralización de su ejército malísimamente agrupados. Cuando la derrota de Leiva fue completa la dispersión, Leiva llegó al campamento de López Jordán sólo con su poncho y calzoncillos, que era lo único que lo cubría”.

Rudecindo Ruiz Moreno, Receptor de Rentas al momento de producirse el acontecimiento y al cual las autoridades nacionales pusieron al frente de Diamante cuando esta villa fue reconquistada por las tropas del Gobierno, era sobrino político del doctor Pedro Serrano y de su señora Nieves Correa, del que fueron sus herederos pues testaron a su favor al fallecer por no tener hijos. Había nacido en Buenos Aires, fue designado Decurión de Policía en la jefatura local en 1861, a los pocos meses fue designado para cumplir funciones como Comisario y en ese momento compartió las actividades con Hernández, que era el Oficial 1º. En 1863 cesó en sus funciones. Fue nombrado en 1871 en la función de Receptor. Se había casado con Estalislada Correa, de ahí su parentesco con Serrano. El también le escribió al Jefe Político del Rosario, ante una consulta del nombrado por la carta de Antonio Hernández: "Con respecto a lo que te ha escrito Antonio Hernández, que yo y otras amigos dañamos sus bienes, es una infamia de éste, que jamás dejó de perseguirme toda su vida; pues yo tengo ideas propias, adquirida alguna experiencia en los 40 años, que tengo encima, llenas de sinsabores porque he sido desgraciado con aquellos a quienes los he servido. Deseo que te tomes la molestia y averigües cual ha sido mi conducta como empleado y como particular, y encontrarás que tengo razón, pues Antonio Hernández el 19 de mayo del año pasado saqueó mi casa particular y Receptoría, y todo el ganado de buena carne que yo tenía; y según declaraciones de varias individuos de los que lo acompañaron en la revolución, tenía dada orden de que no se me tomase vivo, que apenas me pude escapar en un buque español que estaba en el saladero, que Antonio Hernández mandaba sacarme de allí y fui obligado a abandonar el buque, tomando un bote, vadear el río y seguir hasta Rosario, operación que verifiqué yo solo.
Ahora debo decirte cual ha sido mi conducta en venganza de tantos males recibidas. El 6 de septiembre de 1873 fui nombrado Jefe Político accidental de este punto, y en octubre Jefe Militar de esta plaza. Mi primer medida fue dar orden muy terminante con pena grave si alguien faltase en lo más mínimo. Pasé yo en persona a casa de Antonio Hernández a prevenir a una mujer que cuidaba la casa, diera parte si alguien le faltaba. En fin, nunca ha habido, ni en tiempo de paz, más respeto; si Antonio Hernández sufre algo en sus intereses, yo no tengo injerencia, pues yo no reclamo a nadie los perjuicios que se me han hecho, como hacen otros. Tal es mi proceder, así es que siento se me confunda con errores pertenecientes a otras entidades que nada tiene que ver conmigo”.

Otro comentario que quedó registrado sobre estos hechos, fue la carta que el preceptor de la Escuela de Varones de la Villa Pedro Camarero le dirigió el 14 de noviembre a don Emilio Baliño en C. del Uruguay, que era el Presidente de la Comisión de Instrucción Pública de la Provincia: "Apreciable Señor: Tiempo es que nos podamos dirigir un triste papel, a esto sino se le pueda dar la calificación de horrible poco menos: hemos estado cuatro meses sin recibir una carta ni periódico, solo las noticias que tenían a bien darnos los blancos, que han estado en este Departamento durante cuatro meses; este pueblo cuyo progreso admiraba está en la última miseria, los edificios para las escuelas que habían empezado dos días antes de la revolución se han quedado paralizados, y lo que hoy daría una gran vista a la Plaza solo presenta escombros, pues así parece el material allí reunido; la población en aumento ha quedado solo reducida a la mitad, esto le repito es horrible; por mi parte le auguro que si no hubiera sido el compromiso que tengo con el Señor Jefe de Educación y mucho que tengo que agradecer a S.S. hubiera imitado también el ejemplo de las familias que han dejado el pueblo.
Hoy mando a esa oficina los registros trimestrales y otra nota en contestación a dos que me mandaron de esa fechada en mayo, únicas también que he recibido, desde aquella fecha hasta ahora.
Por ella se enterará como andan los sueldos y le ruego haga algo en este sentido en la seguridad que agregaré esto a lo mucho que ya tengo que agradecerle. No deje de escribirme, dígame alguna cosa de las presentes circunstancias que siempre estarán en esa mucho más al corriente que por aquí.
En este pueblo siguen las fuerzas nacionales desde que vinieron a principios de setiembre; nada se sabe de las fuerzas rebeldes en estas inmediaciones, la línea telegráfica está espúdita hasta Paraná, Victoria y Nogoyá”.

Controlada la Villa por las fuerzas legales, Valentín Gutiérrez no retomó su cargo de Comandante Político y el que asumió interinamente fue Rudecindo Ruiz Moreno, nombrado el 6 de setiembre por el Ministro de Guerra en campaña, el coronel Gainza, y en tal carácter debió rechazar el ataque que llevaron los rebeldes contra la Villa el 15 de ese mes.

El 5 de enero de 1874 puso a disposición del Juez de Paraná al ex-escribiente de la Receptoría Provincial y al Guarda-hilos de este punto sargento mayor Ramón Etchegoyen y a Teófilo Albornoz (que fuera el secretario de la Junta de Fomento), quien rindió a los tres únicos soldados de la Guardia de Seguridad que se sostuvieron en el Cuartel el 1º de mayo.

También en mayo comunicó “que tenían preso a Casimiro Reyes, que siendo Alcalde de Campaña tomó parte como uno de los principales cabecillas el 1º de mayo en el levantamiento sedicioso. Se lo envía al Juzgado del Crimen a Paraná”.

Al otro mes, estando ya Francisco Acebal como Jefe Político, se elevó la lista nominal de los individuos que se remitía a disposición del Superior Gobierno de la Provincia: "Casimiro Reyes, entrerriano, 45 años, rebelde del 1º de mayo, convicto y confeso del atentado criminal en dicho día; José Gallo, entrerriano, famoso bandido, desertor de Cuerpos de Línea, ladrón, cuatrero, rebelde de las dos ocasiones; Tomás Villanueva, cordobés, 28 años por robos en Santa Fe; Ramón Muñoz, entrerriano, 26 años, soldado de la Guardia de Seguridad, por atentado armado de un cuchillo contra un comerciante, rebelde en las dos ocasiones y Gregorio Solís, entrerriano, 20 años, cometió un asesinato en los primeros días de la Revolución de mayo, rebelde en las dos ocasiones".
Vencido el intento jordanista, Antonio Hernández debió por segunda vez alejarse de Entre Ríos, radicándose en Rosario. Desde allí dirigió el 10 de abril de 1874 una larga carta al Juez Político de esa ciudad donde se incluye las frases más antes transcripta, solicitándole interpusiera su influencia para evitarle males en sus intereses y pidiéndole consejo, ante los cargos que le formulaban las autoridades repuestas por el desempeño observado durante la revuelta. En esta misiva Hernández hizo mención a ciertos episodios que incluiría en sus memorias del año 1892: "Hablando contigo no creo pensar que nos separemos en opinión con la última revolución de Entre Ríos, y tengo para ello los títulos que tú me conoces: en que siempre respeté la adversidad como una calamidad. Una prueba es la excusación de que se lanceasen los desertores de Toledo y el transporte de sus familias, y una infinidad de servicios que en este mismo sentido he hecho a los moradores de aquel Departamento; mi cooperación para salvar al doctor Paz; mi excusación a las sugestiones de Urquiza para que le sirviese de espía en Buenos Aires, prefiriendo la ruina de mis hijos a la fortuna infame que él me ofrecía, y la cadena de hostilidad que me siguieron”.

Pasado el momento y luego de un tiempo, Hernández volvió y se radicó nuevamente en Diamante, siendo elegido en 1891 Presidente de la Municipalidad de Diamante en ese período anual.

El otro protagonista, Rudecindo Ruiz Moreno retomó su cargo de Receptor de Rentas, y que al no reorganizarse la Corporación Municipal hasta 1877, fue el encargado de manejar los fondos municipales a órdenes del Jefe Político.

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