sábado, 11 de julio de 2009

EL PRIMER CONCEJO DELIBERANTE DE DIAMANTE




El mes de febrero permite rememorar en Diamante, más precisamente el día 15, la puesta en funciones del Honorable Concejo Deliberante, allá por 1885.

La reforma de la Constitución de la Provincia llevada a cabo por la Convención Constituyente, que fuera convocada al aprobarse el proyecto elevado a la Legislatura por el gobernador Racedo y que iniciara sus sesiones el 14 de agosto de 1883 en la ciudad de Concepción del Uruguay, modificó entre otras cosas los esquemas de funcionamiento del estado provincial y las corporaciones municipales, estableciendo la elección indirecta del Poder Ejecutivo por medio de Colegios Electorales, creó la figura del Vicegobernador y un Poder Legislativo con dos Cámaras: la de Senadores, en razón de uno por cada departamento, y la de Diputados, elegidos uno cada seis mil habitantes. En el caso de las municipalidades, se instituyeron los departamentos ejecutivos y los concejos deliberantes, con cargos electivos y confiriéndole autonomía económica y política.

En ese momento nuestro departamento contaba con una población urbana de 1.450 habitantes, correspondiendo unos 900 a la entonces Villa del Diamante, mientras que la rural era de 1.082, según se asentó en las Memorias Municipales de ese año.

El gobierno municipal diamantino desde su reorganización en 1877, estaba dado por una comisión de siete miembros titulares y otros tantos suplentes que recibían el nombre de Municipales, quienes elegían al Presidente y al Vice, con un período de gestión de un año en esos últimos cargos. Las tareas legislativas la realizaba esta misma comisión, que cuando se reunía a sesionar, se decía que actuaba “en concejo”. Demás está decir que todas estas actividades eran Ad honorem y consideradas una carga pública.

Para el año 1883 fue elegido como titular de la Corporación don Andrés Casinelli y como Vicepresidente don Lucas Aristimuño, los que resultaron reelectos a fin de año para continuar ejerciendo sus cargos, hasta tanto se dictase la Ley de Municipalidades designadas en la Constitución Provincial reformada. Tal es así que el 2 de enero de 1884, Casinelli le hizo saber al Ministro de Gobierno de tal decisión.

A pesar que pasó todo el año, no se convocó a elecciones de municipales en la provincia con arreglo a la nueva ley, por lo que a fin de que las municipalidades no quedaran acéfalas perjudicando con ello los intereses comunales, el gobernador decretó que continuaran funcionando con los miembros que la componían y con el carácter de Comisiones, hasta tanto se practicaran los comicios.

Esta situación se normalizó en Diamante al llamarse a elecciones para el domingo 8 de febrero de 1885. Por ellas, resultó electo Presidente de la misma don Andrés Casinelli, que de esa manera siguió al frente del municipio aunque en su nueva figura jurídica, mientras que fueron elegidos como Concejales, los señores Francisco Herrera, Lucas Aristimuño, Nereo Melo, Eduardo Oberlín, Félix Mendoza, Enrique Crick, Augusto Jeannesson, Rudecindo Ruiz Moreno y Ernesto Ander Egg.

Elevados los resultados por el presidente de la mesa receptora de votos, al otro día la comisión municipal trató este resultado aprobándolos. Se cursaron las invitaciones a los electos para que el día 15 se realizase la asunción y luego la primera sesión del Concejo. Así lo hicieron, contando con la asistencia del ahora flamante presidente de la municipalidad Dn. Andrés Casinelli y la presencia de los electos Crick, Aristimuño, Melo, Mendoza, Oberlín y Jeannesson y la ausencia de Ruiz Moreno y Herrera.

Inicialmente asumió como presidente provisorio para dirigir la sesión el Sr. Crick, jurando acto seguido y continuando con la toma del juramento al resto de los concejales. Luego procedieron a designar las autoridades del Concejo, resultando elegido curiosamente a pesar de no estar presente como el primer Presidente don Francisco Herrera, mientras que para Vicepresidente resultó don Enrique Crick.

Luego se formó el Consejo de Administración, quedando integradas las comisiones de la siguiente manera: Hacienda: Oberlín, Crick y Aristimuño; Obras Públicas: Ander Egg, Oberlín y Aristimuño; Educación: Melo, Mendoza y Jeannesson; Seguridad: Mendoza, Ruiz Moreno y Melo; Higiene: Crick, Melo y Jeannesson.

Posteriormente confirmaron en sus cargos a todos los empleados de la Municipalidad y designaron los Alcaldes para la Ciudad y el Ejido.

El funcionamiento de este primer Concejo iba a ser totalmente irregular, pues a la semana, Herrera presentó la renuncia al cargo de Presidente, no así al de Concejal, fundamentando que le era imposible cumplir con esa función teniendo en cuenta su cargo público, pero en forma unánime no le fue aceptada.

Indudablemente pesaba el prestigio que bien ganado tenía don Francisco, ya que desde junio de 1883 era el titular de la Receptoría de Rentas, cargo al que había llegado trasladado desde Villaguay, realizando un meticuloso trabajo, principalmente porque tuvo que subsanar varias desprolijidades de los receptores anteriores y en él se quedaría hasta 1889. Al mismo tiempo se vinculó a la Biblioteca Popular donde integró la comisión para reformar los primeros estatutos, llegando a ocupar los cargos de Secretario y luego de Tesorero. También en 1884 fue nombrado Presidente de la Subcomisión de Instrucción Pública del Departamento del Diamante.

Continuando con el Concejo, al mes renunció Félix Mendoza, pero al tratarse el tema sobre tablas por moción de Melo, se expresó que aunque la ley favorecía a Mendoza por fundamentar su dimisión en haberse desempeñado por espacio de varios años y últimamente en la administración anterior, no debía aceptársele, pues era dar margen que otros que estaban en las mismas condiciones también quisieran hacerlo, por lo que le fue negada. Pero el día 22 insistió en su posición de no continuar, accediéndose finalmente. En pocos días también la presentó nuevamente Herrera, pero ahora no sólo de Presidente del H.C.D. sino además de Concejal.

Por esta razón, durante la sesión del 25 de abril, se eligieron las nuevas autoridades, quedando a cargo de la presidencia don Enrique Crick y como Vice don Nereo Melo.

De allí y hasta fines de mayo, elevaron las renuncias Melo, Jeannesson y Aristimuño, comunicando esa novedad Casinelli al Ministro de Gobierno con fecha 8 de junio, e informándole que se convocaba a elecciones para elegir a cuatro Concejales; y además, al estar acéfalo el Juzgado de Paz, le pedía que se nombrara un delegado del gobierno provincial.

Las elecciones se llevaron a cabo, resultando electos para reemplazar a los renunciantes: Luis Vidal, Esteban Ibañez, Demetrio García (h) y Amaro López. De los nombrados, Luis Vidal tenía el cargo de Oficial 1º del Departamento de Policía; mientras que Amaro López era maestro en la Escuela de Varones. Ese detalle, provocó que al tratarse el resultado y aprobación del acto eleccionario, don Rudecindo Ruiz Moreno se opusiera a que estas dos personas integraran el Concejo Deliberante, fundamentando que no eran contribuyentes ni ejercían ninguna profesión liberal, ya que eran empleados del Gobierno Provincial.

Vidal le contestó a Ruiz Moreno que había malinterpretado los artículos de la Ley de Elecciones, los cuales no lo inhabilitaban, pero que si hubiera algún otro artículo de los que él mencionaba que así lo fijaba, estaba dispuesto a acatar lo dispuesto y retirarse.

También se hizo oír Amaro López, expresando que venía a defender los derechos que le concedía la ley del profesorado, y que sentía mucho y extrañaba de sobremanera que el Sr. Moreno hubiere leído tan mal o diese esa interpretación a lo que leía.

Luego de esta discusión, el Presidente puso a consideración del Concejo las elecciones, siendo aceptadas, mientras que Rudecindo Ruiz Moreno renunció.

En la sesión del día 5 de julio, se procedió a cubrir el cargo de Vicepresidente, resultando elegido don Eduardo Oberlín.

A la semana, se decidió crear el puesto de Secretario del Concejo Deliberante, nombrándose para desempeñarlo a don José Ferreira. Esto fue rechazado a través de una presentación del Presidente de la Municipalidad, porque expresaba que el Concejo no tenía facultades para hacerlo y que todos los empleados de la Municipalidad estaban bajo la dependencia del Departamento Ejecutivo. De todas maneras no se aceptó ese criterio y se votó para que sea válida la designación.

El 6 de diciembre se procedería a realizar las elecciones para elegir las nuevas autoridades para el año 1886, por las que resultaría electo para Presidente Municipal don Ramón Aguilar, quién asumió en la sesión extraordinaria efectuada el 1º de enero siguiente, con la presencia de los también electos Concejales para el nuevo período legal, señores Augusto Jeannesson, Casimiro Reyes, Pedro Caviglia, Eduardo Oberlín, Enrique Crick, Pedro Camarero, Pedro Alva y Felix Mendoza.

Con este reemplazo, finalizó su gestión nuestro primer Honorable Concejo Deliberante, que le tocó la misión de organizar el funcionamiento del cuerpo, dejando la experiencia para las próximas gestiones y que entre sus decisiones tomadas se pueden tener en cuenta: el estudio y la aprobación del presupuesto para el año, la ordenanza sobre la patente de marca al pan y el impuesto correspondiente; la contratación del agrimensor Isasi para rectificar la división practicada en el Ejido por el agrimensor Maqueda, los detalles de la inauguración de la primera casa municipal, el llamado a licitación la reparación del puente sobre la Ensenada, que se hallaba en muy mal estado, cuestiones de higiene de las caballerizas que había dentro del radio urbano, legislación sobre el alumbrado público de la Villa, el establecimiento de la vacunación obligatoria para todos los niños de uno a quince años, lo que se realizó en el salón de la Municipalidad, los martes y sábados, autorizándose al Presidente de la Municipalidad a solicitar el Virus Vacinicus necesario a Buenos Aires, lo que representó ser la primera para Diamante en forma de plan preventivo.
Un trabajo de Ricardo César Brumatti
Cronista Histórico de Diamante

No hay comentarios: