jueves, 2 de abril de 2009

LA PLAZA “SAN MARTIN”




Cuando el 12 de febrero de 1836, el gobernador Pascual Echagüe remitió a la Sala de Representantes el proyecto de Ley sobre la fundación de un pueblo en Punta Gorda, y que el día 27 obtuvo sanción legislativa como la Ley de creación de la Villa del Diamante, su artículo 4º expresaba que “La plaza tendrá doscientas varas por frentes, las cuadras ochenta y las calles catorce de ancho”.

Para su cumplimiento, el ministro Carriego escribió el 12 de marzo a la Sala de Representantes, lo indispensable que era contratar un ingeniero para delinear la planta de los pueblos de La Paz y Diamante, porque el gobierno no tenía facultades para crear un cargo de Ingeniero Público, solicitándole que lo proveyera y señalare sus honorarios.

Dn. Juan Bautista André fue el nombrado "con el objeto de dar principio a los trabajos del arreglo que indispensablemente impone la formación del Pueblo del Diamante y otros de igual naturaleza". Realizó el primer mapa y amojonamiento del lugar, que seguramente lo terminó en poco tiempo, pues ha quedado registrado en un documento que el 8 de abril entregaron en Paraná a don Antonio Aratí el mapa del pueblo, que a su vez incluyó la lista de los individuos que tenían sitios y que debía ser entregado al comisionado Muñoz.

La entonces Villa del Diamante, caserío que existía de hecho, no sufrió ninguna transformación que pueda suponer un adelanto para sus habitantes, no tenían calles ni alumbrado público. La mayoría de los varones del pueblo integraban la compañía de milicias, cuyo jefe era el mismo Comisionado, y por largos y continuos períodos se ausentaban cumpliendo con las órdenes que se le impartían. Esta situación y otras, como el paso de Lavalle y su ejército en 1840, borró una gran parte de los mojones colocados.

Habiendo asumido Urquiza la gobernación, y luego de tranquilizado medianamente el marco militar que se daba en la provincia, a mediados de 1846 se hizo cargo de la comandancia del pueblo don Martín Ruiz Moreno, reemplazando a Valentín Gutiérrez, que estuvo a su frente interinamente por el fallecimiento del capitán Muñoz, en el combate de India Muerta.

Justamente fue Ruiz Moreno quién recibió una orden relativa a la organización catastral del pueblo, informando la situación al gobernador Delegado Antonio Crespo, que “su delineación está todo borrada y V. E. dispondrá lo que convenga para el efecto”. Con tal motivo, el gobierno provincial encomendó durante ese año, para que completara la correspondiente delineación a don Ruperto Pérez. Terminaría luego la tarea con otros detalles, el agrimensor Francisco Solano Crespo.

En cuánto a la delineación practicada para recomponer lo anteriormente realizado por André, seguramente se debe haber modificado parte de la planta original, por ejemplo lo reservado expresamente para plaza, pues la lectura de lo expresado en distintos oficios por Pérez y el cambio en cuanto a sus dimensiones da lugar a la duda. Hasta puede pensarse en un cambio de su ubicación, sobre lo cual opino que no, pues en menos de dos años, durante 1848 asumió Luis Hernández como Comandante Militar, y en varios documentos firmados por él confirman la existencia de la plaza sin observarse ningún párrafo que acrediten algún cambio.

En 1849 comenzó la primera gran obra pública: el templo, y su lugar de construcción lo acredita la nota que oficialmente envió Hernández el 15 de octubre, relativo a la comisión que se había nombrado por orden del Ministro "para inspeccionar, activar y correr con las cuentas de la obra del estado de que hoy se dio principio en la plaza del pueblo, para que en vista de ella V. S. delibere lo que fuere de superior aprobación”.

No encuentro otros antecedentes sobre una posible ornamentación de la plaza hasta 1865, cuando el ya jefe político Bernardino Ramírez, escribió en las memorias que elevó al gobierno provincial: "El producido de multas es destinado a la mejora de obras públicas. En los últimos meses del presente año se ha invertido en costear el establecimiento del alumbrado público para la plaza de esta Villa, en un orden proporcional y la plantación y conservación de árboles para el adorno de la misma plaza, en que se han colocado hermosos naranjos como uno de los árboles más permanentes en su perspectiva de verdor y entereza, atendiendo también a la compostura del camino y cuesta del puerto que por su mala condición precisa frecuentes composturas".

La creación de la Corporación municipal en 1873, que como parte de sus atribuciones era el ornato y limpieza de las calles, veredas, plazas, caminos y puentes en el radio de los pueblos y sus ejidos, decidió llamar a licitación para cerrar la plaza con medios postes y alambres, fijando con ese motivo carteles en los parajes públicos de costumbre.

El movimiento revolucionario jordanista en mayo, hizo que la Corporación dejara de funcionar de hecho y las tareas fuera absorbidas por el Jefe Político. Así es que durante el año siguiente, el oficial de la guardia de seguridad Justo Rodríguez, recibió tres pesos bolivianos para cuatro soldados que trabajaron en el arreglo de la plaza. También a Dn. Francisco Albornoz le abonaron dieciséis pesos bolivianos por colocar el alambre, hacer cuatro postes y sus agujeros y los cruceros de entrada.

A principios de 1875, el entonces jefe policial Francisco Acebal organizó una comisión integrada por vecinos para que se encargara del arreglo de la plaza, presidiéndola don Demetrio García, a quién el Receptor de Rentas, que era el encargado de la recaudación de los impuestos, le entregó la cantidad de veinticinco pesos fuertes para los gastos de la misma.

La reorganización del gobierno municipal durante 1877 y el progreso que se evidenciaba en la Villa, trajo aparejada la idea de arreglar el paseo aludido. El 5 de setiembre de 1877 se acordó sacar a licitación por propuestas cerradas, la construcción de los dos caminos transversales de la plaza, las gradas de entradas en la esquina Sudeste y Nordeste, con un cordón y pared de diez varas que afianzara el terreno. En el centro de la plaza se construiría otro camino semicírculo arreglado al plano confeccionado al efecto. Los caminos y gradas serían hechos en cordones, de medio ladrillo parado y asentado en cal, y en el centro de los caminos un poco abovedados y rellenados con una capa de cuatro pulgadas de espesor de pedregullo bien pisado.

Mientras tanto hasta ese momento los arreglos lo llevaban a cabo los presos, a quienes la Municipalidad en retribución les pagaba el racionamiento.

El 8 de octubre se procedió a la apertura de los sobres de la licitación, la que fue ganada por Dn. Juan Bottazzini con la garantía de Dn. Pedro Caviglia, comprometiéndose a realizar los trabajos de la plaza por doscientos veinticinco pesos bolivianos metálicos. De ese modo, la plaza comenzaba a tener forma y era noticia en octubre en el periódico paranaense “El Argentino” “se está arreglando la plaza, enveredándose y nivelando".

Estando casi listas las obras, en noviembre la Municipalidad estatuyó la designación de "Independencia" para ella, nombre que la acompañó hasta que al conmemorarse el Año del Libertador General San Martín, el 14 de junio 1950 se impuso por ordenanza Nº 14/50 el nombre de “General José de San Martín”, decidiéndose además construir un monolito recordatorio, en el cual se colocó una placa para ser inaugurada el 17 de agosto con motivo de cumplirse el primer centenario del fallecimiento del prócer.

A partir de allí las mejoras fueron permanentes. Durante 1878 se le colocaron cien carradas de "pedreguyo" y se colocó en el centro de la plaza principal, un farol con la capacidad suficiente para tres luces a kerosén.

Al año siguiente, el comentario del Jefe Político al Ministro de Gobierno, era que "La plaza principal adornada con algunos bancos, continuamente recibe la adquisición de buenas plantas y arbustos traídas desde Buenos Aires, así es que se encuentra perfectamente, concurre a ella todos los días feriados una banda de música que sostiene el pueblo y la Municipalidad, siendo muy notoria la falta de ayuda por parte del gobierno. Se compone de diez músicos y toca bastante bien".

Nuevamente se planeó agregarle veredas en 1881, llamándose a licitación para la provisión de cuarenta mil ladrillos para ese fin, aclarándose que "el ladrillo que se propondrá, debe ser cuadrado en forma de baldosa, con las ligas necesarias a fin de que sea bien liso y fuerte para el objeto que se destina".

En poco tiempo se le mandó a construir faroles y bancos, los que serían aumentados en su cantidad, cuando en 1888 se decidió dotarlo de 18 bancos y 18 faroles para ser colocados en el lugar.

Durante la gestión de Braulio del Corral como Presidente de la Municipalidad en 1890, se dotaron a los caminos cruceros de la misma con un piso de hermosa piedra de Hamburgo y se plantaron una gran cantidad de árboles de adornos.

Al ocupar la jefatura de policía don Carlos Chamussy en 1906, previo permiso de la Municipalidad, tomó a cargo de la repartición el arreglo y la conservación de la plaza, hermoseándola con jardines e instalando aguas corrientes.

Al llegar 1917, se aceptó la donación del caracterizado docente José F. Ostriz de tres plantas de palmeras con ese destino, las que todavía están en pie.

Vista la propuesta en 1936 de la firma comercial Tachella Hnos. solicitando la autorización para instalar un surtidor de nafta "Texaco" frente al kiosco allí existente, se decretó concederlo, dando lugar a que por bastante tiempo tuviera la imagen que sirvió de tema a postales de la época.

El busto del general San Martín fue donado en 1941 por parte del Regimiento 3 de Artillería, para luego dos años más tarde hacer lo mismo con el mástil de hierro, que se emplazó a su lado, sirviendo del punto donde se realizan los principales actos cívicos en la ciudad.

Es conveniente aclarar que con motivo de una tormenta, se produjo la caída desde el pedestal del referido busto, deteriorándose totalmente, por lo que el 16 de enero de 1980 se adjudicó la compra de un busto del prócer al escultor entrerriano Manuel Eduardo Gericke de la ciudad de Paraná, que lo construyó en material de revestimiento de cobre cerámico, con unas dimensiones de 1,10 m. de altura por 0,55 m. de base.

A esto se agregaría el retoño del histórico Pino de San Lorenzo, cuando el 25 de mayo de 1950 se realizó un acto con la presencia de autoridades y de gran cantidad de público, presidido por el intendente municipal Ernesto Mario Airaldi, procediéndose a plantarlo.

El viejo kiosco fue reemplazado en 1978, al autorizarse a construir al señor Miguel Ángel Pérez por su cuenta uno nuevo, en la esquina de Urquiza y Echagüe. A raíz de ello se sacó el anterior, que fue colocado por un tiempo en la vereda del hospital, en la esquina de Urquiza y Serrano.

Durante 1993 se dieron comienzo las obras de remodelación de la plaza, las que fueron inauguradas el 21 de agosto del año siguiente, silueta que acompaña desde ese momento al nuestro principal paseo.

Existen varios elementos que adornan el lugar, Seguramente el más antiguo es la artística fuente, construida e instalada en 1915 por el constructor Mássimo de Monte.

Otro es el monolito a Antonio Rivero, inaugurado el 18 de octubre de 1974 por Ordenanza Nº 100/74. Lo acompaña una placa de bronce con la inscripción: "El Pueblo de Diamante a Dn. Antonio Rivero, digno defensor de la Soberanía Nacional en las Islas Malvinas". Abajo hay otra placa que dice: Plaza “San Martín”.

Al cumplirse el sesquicentenario de la fundación de Diamante el 27 de febrero de 1986, se colocó una alegoría recordatoria, con la leyenda: “El Pueblo de Diamante a su Ciudad en el 150º Aniversario - 27 de febrero - 1836 – 1986.

La obra está formada por dos planos de mármol cruzadas, una de las cuales tiene calada las formas del departamento Diamante, cuyo diseño corresponde al estudio Recalde-Morales. Las planchas de mármol utilizadas, pertenecieron a las mesadas del mercado y fue realizado por don Miguel Seves. El escudo de Diamante que adorna el trabajo, realizado en bronce, es obra del maestro de la E.E.T. Nº 1 Dn. Marcelino Burne.

También está el cañón viejo modelo, traído a través de las gestiones y posterior donación del Centro de Suboficiales Retirados de Diamante, dirigidas por Marcelo Dayer. Al festejarse el centenario de la creación del 3 de Artillería el 31 de julio de 1990, se llevó a cabo un desfile cívico-militar, descubriéndose una base sobre el cual fue colocado. Fue bendecido por el cura párroco P. Pedro Dieser.
Tiene una placa en la base con la leyenda: El Centro de Suboficiales Retirados de Diamante (E.R.) al Regimiento 3 de Artillería en su Centenario - 1890 - Julio 31 - 1990.

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