martes, 20 de noviembre de 2007

Fundación de la ciudad de Diamante

"El Diamante ocupa uno de los lugares más pintorescos de la ribera del río Paraná; por eso se le cambió el nombre de Punta Gorda por Diamante". Con esta frase dejó plasmado su testimonio el doctor Martín Ruiz Moreno, organizador y Director del Archivo General de la Provincia en una de sus etapas al final del siglo IX, en su obra publicada en 1897 “La Provincia de Entre Ríos y sus Leyes sobre Tierras”.

La importancia de tal aseveración debe ser considerada a partir de que el nombrado vivió su infancia en Diamante, su padre, Cap. Martín José Ruiz Moreno, fue integrante de las milicias y Comandante interino en el lugar y posteriormente primer Capitán de Puerto en 1848, lo que le da un carácter testimonial, pues residió y trató a la gente que vivió el gran momento y por lo tanto manejó dicho concepto.

Con esta denominación, el gobernador Pascual Echagüe definía en su proyecto remitido a la Sala de Representantes, la fundación de un pueblo que ya existía de hecho, como el mismo admitía al decir: “Se designa la localidad de Punta Gorda para la fun
dación de un pueblo”, entendiéndose por definición que una localidad es una concentración espacial de edificios conectados entre sí por calles, es decir que en realidad apuntaba a darle una figura jurídica a ese punto.

Este proyecto fue tratado y aceptado en la sesión del 15 de la Legislatura, decidiéndose que pasara a Comisión para su estudio y nombrándose al Representante Comas para ello. El día 22, se leyó el parecer de la Comisión sobre el proyecto y fue puesto a consideración, admitiéndose en general.

En particular, los artículos fueron estudiados y discutidos el 26. Según el diario de sesiones, el 1º fue aprobado tal cual estaba en el proyecto: “Se designa la localidad de Punta Gorda, terreno de propiedad del Estado, para la fundación de un pueblo que en adelante se llamará el Diamante, bajo la protección de San Francisco Xavier”.

Con los siguientes se hicieron varias observaciones, modificándose detalles relacionados a los solares y medidas de la plaza y las cuadras. Aunque la idea fue terminar el tema en esa sesión, dado lo avanzado de la hora se dejó pendiente de resolución para el día siguiente, momento en que se le dio sanción legislativa de la Ley de Fundación y que el resto de los artículos dice:

Art. 2º: La área de su planta comprenderá diez cuadras sobre la ribera del río Paraná, cuyas corrientes se tomarán para darle los rumbos principales a su traza.
Art. 3º: Fuera de esa extensión, se le designa media legua de circunferencia de baldíos para chacras, y otra media de pastos comunes, entendiéndose que ésta no avanzará para enterarse más allá de los puntos en que el terreno se corte por algún riacho.
Art. 4º: La plaza tendrá doscientas varas por frentes, las cuadras ochenta y las calles catorce de ancho.
Art. 5º: Las manzanas se dividirán en cuatro solares de cuarenta varas.
Art. 6º: Tendrán opción para tomar sitios cuando los pidieren en forma, luego que se haya practicado la demarcación del pueblo, sujetándose los interesados a las condiciones que se les impusieren por el Gobierno, ante quien presentarán sus solicitudes.
Art. 7º: Comuníquese al Gobierno para su ejecución y efectos consiguientes.
Sala de Sesiones en el Paraná, 27 de febrero de 1836.
José María Uzín - Presidente - Celedonio J. del Castillo - Secretario Interino".

El 1º de marzo Echagüe la promulgó, firmando junto a él, su ministro Evaristo Carriego, con la leyenda "cúmplase la antecedente Ley, publíquese, circúlese a quienes corresponda y fíjense copias en los lugares de costumbre”.

Con fecha 11, el mismo Ministro comunicó al Capitán Antonio Muñoz que lo

nombraba Encargado del Pueblo, en reemplazo de Marcos Cuello -que estaba desde 1832- , acto que debía llevarse con la reunión del vecindario el primer día festivo, quedando este último como segundo jefe de la compañía de milicias acantonada en el lugar.

Al otro día, Carriego escribió a la Sala de Representantes que habiéndose sancionado esa Ley, se hacía indispensable contratar un ingeniero para delinear la planta del pueblo, el área necesaria para chacras y pastos comunes. Para esta tarea, fue nombrado el ingeniero agrimensor Juan Bautista André, quién realizó el primer mapa y amojonamiento del lugar.

En la práctica nada cambió en la vida que llevaba el caserío luego de este acto de fundación. Oficialmente no se aprecia en la documentación existente hechos que lleven a pensar en un progreso de su situación. Se trataba de casas de adobes con techos pajizos, no había calles arregladas ni iluminación y ningún tipo de servicios públicos. No se creó ninguna institución que organizara su vida cívica, cuestión que sucedería recién en 1848 de las manos del general Urquiza.

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