martes, 20 de noviembre de 2007

BREVE RESEÑA HISTORICA DE DIAMANTE


Esta ciudad, que ocupa una de las regiones más pintoresca de la provincia de Entre Ríos, llevando en 1851 al “Boletinero del Ejército Grande”, don Domingo F. Sarmiento, a escribir en el Boletín Nº 3, momento del cruce del río Paraná hacia la Batalla de Caseros: “la Villa del Diamante ocupa uno de los sitios más bellos del mundo”, está ubicada en uno de los lugares tomados como referencia geográfica desde el siglo XVIII por cualquier navegante, expedicionario o guerrero: Punta Gorda, cuya costa permitía servir como puerto natural, el río surtía de excelente pesca, sus montes proveían de leña y la posibilidad de caza, lo que atrajo una corriente colonizadora, principalmente desde el Oeste, formándose los primeros asentamientos en la zona.

Un antecedente militar sirvió para hacerlo más conocido, al ser instaladas en 1812 por orden del Triunvirato, tres Baterías que se denominaron justamente “de Punta Gorda”, con el propósito de evitar el paso de una escuadrilla realista que remontara el Paraná y cuyo objetivo era asolar las costas, siendo construidas entre diciembre de 1812 y abril del año siguiente, llegando a disponer de más de trescientos soldados acantonados en ellas. La batalla de San Lorenzo quitó la posibilidad de que entraran en acción, por lo que fueron desactivadas.

A partir de allí, Punta Gorda fue en varios momentos tenida en cuenta para operaciones militares por lo estratégico del punto, además con motivo de la crisis que se produjo en el litoral, el lugar fue visitado en reiteradas oportunidades por los barcos que conducían tropas, posibilitando también el cruce desde y hacia la provincia de Santa Fe, principalmente por el lugar denominado “Paso del Rey”, zona de asiento del hoy Parque Naciona Pre-Delta.

Durante la gobernación de Pascual Echagüe, en 1832 se trasladaron familias de guaraníes de la zona de Mandisoví, que se sumaron a los habitantes lugareños y estuvo a punto de fundarse un pueblo, pero recién el 27 de febrero de 1836, cuando la Honorable Representación Provincial aprobó la correspondiente Ley y el nombrado primer mandatario provincial la promulgó el 1º de marzo, se fundó denominándolo “El Diamante” bajo la protección de San Francisco Xavier.

La elección del nombre de la nueva localidad no se conoce con certeza, al no encontrarse hasta ahora el fundamento de su origen, pero de las dos o tres teorías sobre ello, podemos tomar como muy valedera, lo que escribió el doctor Martín Ruiz Moreno en 1897, en ese momento Director del Archivo General de la Provincia, en su trabajo “La Provincia de Entre Ríos y sus Leyes sobre Tierras”, quien luego de estudiar detenidamente toda la documentación oficial, manifestó: “El Diamante ocupa uno de los lugares más pintorescos sobre la ribera del río Paraná; por eso se le cambió el nombre de Punta Gorda por Diamante”.

A partir de allí, el nuevo poblado estuvo gobernado por un Comisionado Militar, que se dedicaba casi exclusivamente a los temas militares que signaba la época, motivando que nada cambiara en la fisonomía del lugar. La llegada del general Urquiza al gobierno provincial y el término de algunas de sus campañas, permitió que a partir de 1848 volcara sus ojos en promover las primeras instituciones diamantinas: organizó la Comandancia Militar, nombrando a Luis Hernández como su titular, habilitó el puerto nombrando su primer Capitán: Martín José Ruiz Moreno, abrió sus puertas la Receptoría de Rentas, designándose como Receptor a Manuel Agulla.

Al organizarse la administración de la Justicia en la Provincia al año siguiente, se creó el departamento Diamante, tomando la forma que más o menos hoy tiene y siendo puesto en funciones como Juez de Paz, don Antonio Ríos. En poco tiempo se comenzó la construcción del templo, realizado bajo la advocación de San Cipriano y que curiosamente, desconociéndose el patrono fundacional, se tomó a éste como tal a partir de ese momento. Se nombró en 1850 el primer Cura Párroco: el Pbro. Esteban Solari; se formó en 1851 la Comisión Escolar del Departamento, que se encargó de hacer funcionar la Escuela de Primeras Letras, que en su proyección es la hoy N° 1 “Independencia”, poniendo a su frente al maestro Valentín Zamora.

Punta Gorda, lugar por donde el general Ramírez cruzó con sus tropas en 1819, al emprender su campaña contra el Directorio y que posteriormente en 1821, lo efectuó con su ejército para llegar a Coronda y enfrentar a las tropas de López, Lamadrid y Dorrego, volvía a ser a fines de ese 1851, testigo de unos de los episodios más espectaculares de la historia nacional: el pasaje del Ejército Grande comandado por Urquiza rumbo a Caseros.

Gradualmente Diamante fue creciendo, sus ricas tierras cobijaron la llegada de los primeros inmigrantes, nacieron industrias, el comercio comenzó a tener cada vez mayor actividad, el puerto recibía barcos de ultramar, nuevos y elegantes edificios se construyeron.

En enero de 1873 se organizó la Corporación Municipal, que funcionó hasta el 1º de mayo, cuando a causa de la revolución jordanista fue disuelta. Se reorganizó en 1877, continuando a partir de ese momento hasta el presente administrando los destinos de la ciudad. El Honorable Concejo Deliberante, como parte de los cambios en la Constitución Provincial, comenzó a funcionar en 1885. Ambos cuerpos tuvieron su casa propia en 1885, para en 1926 dar lugar en el mismo solar al actual Palacio Municipal, majestuoso edificio que al año siguiente recibió el adorno de un gran reloj, que tadavía continúa dando la hora a los diamantinos.

A fines de siglo aparecieron las primeras instituciones sociales y culturales, siendo la primera la Biblioteca Popular Diamante en 1880, la Sociedad Italiana de SS.MM. en 1885 y la Sociedad Española de SS.MM. en 1899, las que siguen vigentes. También en esa etapa abrieron sus puertas nuevas escuelas, como las hoy Nº 2 “Manuel Alberti” en 1892 y la Nº 3 “Alvarez de Arenales” en 1895, mientras que en 1899 comenzó su actividad el Colegio “Santa María”, que posteriormente, al sumársele la Escuela Normal, fue el crisol de formación de numerosas promociones de maestros. En 1885 se formó la Sociedad de Beneficencia, cuya obra permitió disponer a la comunidad del primer hospital, que luego de sus transformaciones es el hoy “25 de Mayo”.

En 1907 se instaló en Diamante el Regimiento 3 de Artillería, construyéndose espaciosas instalaciones, que al ser desactivado en la década del ‘60, pasaron a ser utilizadas por la Colonia de Rehabilitación Mental. Entre 1910 a 1917 se llevó a cabo la instalación del Ferrocarril, que operaba en la zona portuaria con cargas y pasajeros, que sumado a la actividad marítima y agrícola-industrial, permitió una época floreciente para el pueblo. Se abrieron comercios y Bancos, como la sucursal del Banco de la Nación Argentina en 1892. En 1936 se pavimentó el radio céntrico y el acceso al puerto, aparecieron nuevos establecimientos educacionales, como la Escuela de Artes y Oficios, hoy Escuela de Educación Técnica Nº 1, mientras que en 1948 abrió sus puertas el actual Colegio Mixto “Dr. Carlos L. Vergara”, ambos de enseñanza media. Posteriormente en 1987, lo hizo el Instituto Superior de Diamante, de formación terciaria.

En su aspecto productivo, el puerto vio nacer instalaciones para la carga de los numerosos buques que operan en el mismo, entre ellas en 1970 los silos y muelle destinado a la ex Junta Nacional de Granos, en manos de una empresa privada desde 1992.

Pero a la vez, la costa del río Paraná y su afluente La Ensenada dieron lugar a espacios de recreación como el Círculo Náutico Diamante y el Balneario Municipal “Valle de la Ensenada”, sede este último cada año del Motoencuentro Internacional “En dos ruedas”; y no podemos dejar de nombrar el predio considerado el escenario mayor de Entre Ríos, que da vida cada enero desde 1972 al Festival Nacional de Jineteada y Folclore: el Campo “Martín Fierro”, enclavado en un espectacular lugar con marco de barrancas y río.


Durante 1996, con la aprobación del Arzobispo, se realizó el 1º de diciembre la proclamación eclesial de San Francisco Javier como 2º Patrono de Diamante, restituyéndolo de esta manera junto a San Cipriano a ese sitial.

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