martes, 20 de noviembre de 2007

La “segunda fundación”de Diamante


Fundada Diamante el 27 de febrero de 1836, no significó esta medida nada más que la decisión del gobernador Pascual Echagüe de concederle la figura jurídica de pueblo a una localidad que existía de hecho.

No hubo ningún cambio para estos pobladores que habitaban Punta Gorda que les modificara la realidad en que vivían. No se creó ninguna institución que organizara el pueblo, sólo se procedió a nombrar un comisionado más antiguo en jerarquía: el capitán Antonio Muñoz, que reemplazó al anterior alférez Marcos Cuellos, que permaneció como segundo Jefe de la compañía de milicias destacada en el lugar, que estaban más ocupados en “cuidar el celo de la costa” y además, junto a la mayoría de los diamantinos varones, en participar en cuanta campaña acompañara los avatares políticos y militares del momento.

La situación de Echagüe se fue agravando, producto de la desastrosa campaña realizada en la Banda Oriental, el enfrentamiento con Lavalle en 1840, embarcando este último justamente en Diamante en la flota francesa que lo esperaba, y finalmente con la derrota en Caa-Guazú el 28 de noviembre de 1841 en manos del general José María Paz, que se había hecho cargo del ejército correntino, donde quedaron 900 muertos y más de 1.000 prisioneros. Entre las víctimas se encontraron varios integrantes de las fuerzas diamantinas, incluso el teniente Marcos Cuello.

Reemplazado Echagüe por Urquiza en el gobierno provincial, éste debió enfrentar a Paz por un lado y a Fructuosos Rivera que operaba desde la Banda Oriental, llegando el primero a tomar Paraná haciéndose nombrar Gobernador.

Urquiza efectuó una retirada estratégica hacia la Isla del Tonelero, desde donde comenzó a revertir la situación. Toda esto repercutió gravosamente en Diamante, donde la población quedó diezmada, desamparada y en extrema pobreza. No había autoridades y los problemas eran muchos por este permanente estado de guerra.

Recién en 1848, momento que Urquiza, habiendo superado esos tiempos tormentosos y comenzando su notable plan de gobierno en todos los órdenes, prestó atención a lo estratégico de este punto y decidió su organización, teniendo en cuanta para ello convocar a gente de confianza y de su entorno, que pudieran en poco tiempo cumplir con ese objetivo.

El 4 de julio de ese año, mediante una serie de decretos, creó la comandancia militar del Diamante, nombrando al Tcnl Luis Hernández como su titular y que en la práctica fue el que llevó adelante todas las acciones que permitirían cumplir con sus ideas.

Abrió también sus puertas la Receptoría de Rentas, siendo designado receptor don Manuel Agulla, para que se encargara de todo lo relacionado con actividades aduaneras, de correos, pago a los funcionarios y administración de las obras públicas que se comenzaron a realizar.

El nombramiento del capitán de caballería Martín José Ruiz Moreno como Capitán del Puerto y Cabo de Rentas, coincidió con el decreto de la habilitación oficial del puerto, que quedó dispuesto para la introducción y extracción de productos.

Al año siguiente, nuevas medidas beneficiaron a Diamante, pues en abril se creó el departamento con el mismo nombre, con la finalidad primaria de una mejor administración de la justicia, nombrándose a don Antonio Ríos como Juez de Paz, como así a los alcaldes de los distintos distritos.

Al mismo tiempo se comenzó con la construcción del templo, que quedaría terminado en 1851, siendo consagrado como el primer cura en establecerse aquí, el P. Esteban Solari.

Se procedió a la organización de la Comisión Inspectora de la Escuela de Primeras Letras, quien se encargó de la construcción del primer local para su funcionamiento y la designación de su maestro: don Valentín Zamora.

Así, en poco tiempo, el pueblo del Diamante se convirtió en una pujante localidad, que atrajo a nuevos habitantes, se abrieron casas comerciales, se instalaron pequeñas industrias, se subsidiaron hornos de ladrillos, la gente comenzó a dedicarle mayores esfuerzos a la agricultura, que permitió convertirse en villa al superar los 500 habitantes.

De esta manera se produjo este importante cambio en la situación, que podemos definirla como su segunda fundación y que nos permite definir que si el general Pascual Echagüe fue nuestro fundador, el general Justo José de Urquiza fue nuestro organizador.

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